La Ceremonia de Continuación del Linaje (3)
“Antes de que entren, cada uno debería tomar uno de estos.”
Luego de hacer armas para todos los niños, Lovellian sacó unos collares de los que colgaban gemas azules.
“Estos collares estarán conectados a sus patrones de pensamiento. Si el laberinto termina causándoles demasiado estrés, el collar reaccionará y yo me daré cuenta de cuando intervenir.”
Era un dispositivo de seguridad en caso de emergencias.
“También, si sienten que de verdad no van a lograr alcanzar el centro del laberinto, digan “ayuda” mientras tocan la joya del collar. Entonces, podrán escapar del laberinto sin ningún problema.”
Hansen y los otros marginados asintieron con sus cabezas ante el alivio que les dio sus palabras. Ellos estaban aquí para hacer al menos lo mínimo necesario para cumplir la tradición familiar. No tenía grandes ambiciones al participar en la Ceremonia.
“Ahora bien. Por favor entren al laberinto de manera organizada.”
Habiendo dicho todo lo que tenía que decir, Lovellian sonrió ampliamente y se movió a un lado, despejando la entrada a la cueva.
“Aunque puede parecer que todos entrarán juntos en realidad, en el momento en el que entren a la cueva, cada uno será llevado a un camino distinto. Así que no se pongan nerviosos y sigan caminado hacia el frente, ya que solo hay un camino hacia adelante al principio. A partir de ahí, si sienten que no pueden más, recuerden tocar la joya.”
Los niños empezaron a caminar hacia dentro de la cueva. Eugene caminó hacia adelante con vigor, manteniendo preparado el escudo que había atado en su antebrazo izquierdo.
Antes de que entrara a la cueva, Ciel, quien estaba caminando a su lado, le mostró una gran sonrisa y dijo. “Haz tu mejor esfuerzo.”
Gargith y Dezra miraron a Eugene en silencio.
Eugene se rio al sentir sus miradas, y le dijo a Ciel. “Tu también.”
“¡Muy bien!” Ciel asintió su cabeza con vigor ante las palabras de aliento casuales que Eugene le dio.
***
Todos los nueve niños entraron juntos a la cueva. En el momento en que cada uno pasó por la única entrada de la cueva, sus alrededores desaparecieron y fueron reemplazados por oscuridad. Alguno pudo haber gritado por la cabeza, pero el sonido no le llegó a ninguno de los otros.
Sin la más mínima pizca de pánico, Eugene analizó sus alrededores. Aunque sabía que había sido transportado adentro del laberinto con magia de invocación, él no había sentido nada de incomodidad durante el proceso. Podría haber sido que Lovellian era simplemente así de bueno como mago, estando a la altura de su título como archimago. También podía ser porque el cuerpo de Eugene, que aún estaba desarrollándose, no podía detectar ninguna incongruencia al tener magia lanzada sobre él.
‘Porque no he entrenado mi maná.’ Razonó Eugene.
Si ese era el caso, solo podía depender de los demás sentidos de su cuerpo. Afortunadamente, esta era una de las áreas en las que Eugene sentía particular confianza.
Eugene tomó un largo y lento respiro. Aunque no estaba particularmente agitado en primer lugar, su cuerpo y mente se calmaron aún más. Entonces, comenzó a concentrarse en sus sentidos uno por uno. Primero la visa, luego el oído, olfato, y finalmente, su tacto… ¿Y que hay con el gusto? El gusto no era un sentido que viera mucho uso al explorar un laberinto. No obstante, al morder levemente la punta de su lengua, Eugene hizo que al menos el sabor de la sangre permeara su boca.
Con este método, todos sus sentidos se agudizaron. Más aun, gracias a sus repetidas, largas respiraciones, también había aumentado su consciencia sobre su entorno. La sensible intuición despertada con este método se podría llamar, incluso, su sexto sentido.
Este método para aumentar su consciencia provenía de su experiencia en su vida pasada como Hamel el Estúpido.
¿Explorar laberintos? Él había pasado por tantos en su vida pasada que casi se había aburrido de ellos. La mayoría de los monstruos que podía vivir bajo tierra, harían sus guaridas un laberinto. Ya que incluso las meras hormigas podían construir sus nidos de tal manera, los goblins y monstruos de ese estilo definitivamente podían hacer lo mismo al cavar sus guaridas.
Y eso era sin mencionar a los demonios. En tiempos modernos, el Reino Demoniaco de Helmuth se había vuelto un lugar donde incluso era posible ir en tour turístico mientras gastaras suficiente dinero. El Helmuth por el que Hamel había deambulado era un lugar que no debería haber estado permitido que existiera en este mundo, un paisaje infernal interminable e implacable.
¿Cuántas veces estuvo al borde de la muerte en ese lugar? La mayoría de las habilidades de las que alguna vez se sintió orgulloso se vieron inutilizadas en cuando llegó a Helmuth. Incluso el necio de Molon había dejado su hábito de cargar al frente imprudentemente por miedo. Sienna, quien se regodeaba de ser una Archimaga, ni siquiera podía confiar en su magia para mantenerse segura. Incluso Anise, quien proclamaba que Dios siempre la cuidaría, se encontró pidiendo ayuda a sus compañeros más a menudo que a su Dios.
Solo Vermouth había permanecido igual.
“…”
Eugene sonrió amargamente. El héroe, Vermouth, y sus compañeros… Esa era la manera correcta de ponerlo. Vermouth siempre fue el centro del grupo. Si no fuera por él, los demás no hubieran logrado llegar a Helmuth. Después de todo, cuando Hamel, Molon, Siena y Anise entraron a Helmuth por primera vez, aun eran jóvenes e inexpertos.
No obstante, no se quedaron así para siempre. Las personas crecen superando adversidades. Incluso si no lo hacían al mismo ritmo que Vermouth, todos sus compañeros empezaron a creer en cierto punto en la ilusión de que eran los mejores en el mundo. Por lo cual, fueron capaces de mostrar un crecimiento explosivo en situaciones suficientemente desafiados.
A partir de cierto punto, aunque aún estaban en Helmuth, los compañeros empezaron a volver a su rutina diaria. Molon siguió cargando hacia el frente, Sienna recuperó la confianza en su magia, y Anise restauró su fe en Dios.
En lo que a Hamel respecta, él odiaba ser más débil que Vermouth. Odiaba la manera en que su cuerpo temblaba de miedo. Empezó a sospechar que nunca podría ser tan bueno como Vermouth. Ya que no podía ser como Vermouth, tenía que hacerse más fuerte a su manera.
Vermouth nunca sintió miedo.
Hamel, por otro lado, si sentía miedo. Por lo cual necesitaba acostumbrarse al miedo y superarlo.
Vermouth podía lograr cualquier cosa fácilmente.
Hamel nunca lo tuvo fácil. Incluso si se veía fácil al principio, al final, él siempre terminaría encontrándose con un muro. Como tal, él tendría que atravesar ese muro para avanzar.
Y eso iba para los laberintos también.
Aun cuando Vermouth se encontró con un laberinto por primera vez, no entró en pánico. Y luego de un tiempo, encontró la salida. Aun así, a pesar de todo, él seguía siendo un humano, no había manera de que siempre seleccionara el camino correcto.
Cada vez que Vermouth cometía un error o encontraba el camino correcto otra vez, Hamel siempre pondría atención a las razones que llevaron a Vermouth a encontrar el camino correcto y que errores lo guiaron a tomar el camino equivocado en primer lugar. Ya que Hamel no tenía un instinto innato para esto como Vermouth, él corrigió sus puntos débiles con este meticuloso método.
Y toda esta experiencia estaba retenida dentro de la cabeza de Eugene.
Eugene analizó el laberinto. ‘Este es un laberinto diseñado para que lo conquiste un niño. El laberinto ni siquiera está hecho con una intención de matar. Siendo ese el caso… debería ser descaradamente simple de superar.’
A pesar de la falta de iluminación, Eugene no detuvo sus pasos. Como Lovellian había dicho antes, solo había un camino hacia adelante. Sus alrededores aún estaban oscuros… Pero luego de avanzar cierta distancia, la oscuridad lentamente empezó a desaparecer.
Después de un rato, Eugene podía ver los muros a cada lado de él. La distancia entre ellos era lo suficientemente larga como para que no fuera difícil balancear un arma. No obstante, si quisieras balancear una lanza, tendrías que tener en mente tu posicionamiento todo el tiempo.
Esa fue la razón por la que Eugene no escogió una lanza. En su lugar, había ido por una espada y un escudo. Aunque básica, en realidad era una combinación universal que le permitiría responder a casi cualquier situación.
‘Así que el techo está cerrado.’ Pensó Eugene, dando una mirada hacia arriba.
Esto significaba que no podía usar el atajo de escalar los muros.
Entre los sentidos que había elevado a propósito, Eugene se concentró en su sentido del olfato. Con el sabor a sangre aun permaneciendo en su boca, fue capaz de centrarse primero en el olor de la sangre. Y con eso como contraste, podía encontrar olores extraños diferentes del de la sangre.
A través de esto, detento un ligero olor aceitoso. Si hubiese sido capaz de manipular su maná, podría haberlo percibido más claramente. Mientras sentía algo de pesar, Eugene siguió hacia adelante.
Luego de caminar por un corto tiempo, se encontró con una bifurcación. Los dos caminos lucían idénticos. El olor aceitoso provenía del camino de la izquierda. Aunque era una trampa creado con magia, aun dejaba salir un olor a aceite. Esto significaba que había sido fácil de detectar a propósito.
Sin embargo, Eugene tomó el camino de la izquierda de todas formas. Quería confirmar que su juicio era el correcto. Mientras caminaba pretendiendo que no se había dado cuenta de nada, él estaba concentrándose en el peso transmitido desde las plantas de sus pies con cada paso.
El primer paso, segundo, tercero, cuarto paso… y finalmente, en el séptimo paso…. Cuando su pie tocó el suelo, se hundió levemente. Y entonces, otra cuenta atrás comenzó. Uno, dos…
‘Tres.’
Una lluvia de flechas salió de las brechas entre el muro de ladrillos. Sin entrar en pánico, Eugene levantó su escudo.
Las flechas no pudieron atravesar su escudo y rebotaron. Entonces, sin dar un solo paso más por ese camino, Eugene simplemente se dio la vuelta.
‘Eso fue demasiado fácil.’ Eugene se quejó.
Sebe haber sido porque ajustaron la dificultad al nivel de un niño.
Eugene sonrió al recordar algo. Cada vez que insistía en revisar el camino incorrecto de esta forma, Sienna simplemente tendría un ataque. Las memorias de su vida pasada no habían traído solo sus experiencias de aventura, si no también varios recuerdos preciados asociados a esas experiencias.
“Ah.”
Mientras Eugene sentía sus tripas retorcerse por la nostalgia, regresó a la bifurcación y tomó el camino de la derecha.
***
“Vuelve al anexo y descansa.” Dijo Gilead, alejando su fría mirada del niño frente a él.
Hansen fue el primero en declarar que se rendía tocando su collar tan pronto como pudo hacerlo. Mientras pensaba que no tenía ninguna posibilidad en esta competencia de todas formas, había decidido no desperdiciar sus esfuerzos. Sus padres tampoco habían tenido ninguna expectativa de que su hijo tomaría una decisión distinta.
“S-Sí.”
Hansen se había quedado esperando con reluctancia mientras esperaba la respuesta del Patriarca ante su rendición, pero él rápidamente inclino su cabeza y se fue. Un momento después de que Hansen se fuera, se escuchó otra llamada de auxilio. El chico de diez años, Juris, en realidad había entrado al laberinto, que era al menos un poco mejor que Hansen. No obstante, había sido golpeado por una flecha en la primera trampa y había comenzado a pedir ayuda con lágrimas cayendo a chorros de sus ojos.
Y poco después de eso, un pedido de rescate más llegó. Era del chico de once años, Deacon. Aunque había aguantado ser golpeado por una flecha, había recibido una paliza del slime que se encontró después. Los slimes eran monstruos con los que era difícil tratar cuando solo se tenía armas con filo. Deacon había sido tragado por el cuerpo gelatinoso del slime y había empezado a gritar por su vida. (T/N: El monstruo que conocemos como slime se queda como slime. Solo los de Minecraft llaman a eso un Limo en su traducción, y eso que creo que dejaron de hacerlo.)
Aunque menos de una hora había pasado, los nueve se habían reducido a seis. Podría verse patético, pero esos resultados estaban predichos. Nadie había esperado ver nada especial de esos marginados.
‘En lo que respecta a Gargith… es torpe, pero nunca para de moverse hacia adelante.’ Gilead juzgó objetivamente.
Lovellian hacía flotar una imagen del interior del laberinto en el aire. La imagen estaba dividida en seis pantallas para mostrar a cada uno de los seis niños. En lugar de evitar las trampas, Gargith había preferido forzar su paso a través de ellas. Aunque estaba siendo golpeado por flechas o confrontado por monstruos, él se abriría paso con un balance de su espadón, que era casi tan grande como su torso.
Gilead dirigió su atención a otro competidor. ‘Dezra es ágil, y tiene una buena intuición…’
Cada vez que ella activaba una trampa, cambiaría de camino inmediatamente. Incluso había logrado atravesar varias trampas solo esquivando. Tampoco intentaba luchar con los monstruos siempre. Si había otro camino disponible, lo tomaría, y solo balancearía su lanza cuando no tendría tiempo de escapar.
‘Cyan está siendo demasiado cuidadoso, pero eso no es tan malo.’
Ancilla había obtenido las notas de famosos aventureros y los planos de varios laberintos, y había utilizado todo para entrenar a los mellizos. A través de esto, los mellizos habían aprendido la información básica y estrategias para conquistar un laberinto. Todo era información que lo ayudaría a atravesar este laberinto transparente y fácil de explorar.
Por ejemplo, cuando el laberinto estaba cerrado en todos lados, pero había un viento generado por magia, significaba que seguir esa dirección podría ayudarte a encontrar el camino. Si observaban atentamente, también podrían encontrar varias otras pistas artificiales apuntando al camino correcto. E incluso sin eso, mientras usaran su juicio, era posible escapar una trampa en el momento en que se activara.
Cyan era capaz de hacer justo eso. No obstante, ya que estaba siendo innecesariamente cuidadoso, había cierta incomodidad en sus movimientos. Su mente simplemente no era lo suficientemente flexible. Su campo de visión se había encogido porque estaba intentando depender únicamente en lo que podía recordar de memoria. Esa era la razón por la que a veces caía en una trampa fácil de evitar.
‘Ciel es sensible, y su pensamiento es flexible. Sin embargo… tiene un lado infantil.’
Ciel activaría una trampa tirando cosas, como sus zapatos. Luego de hacer eso un par de veces, podría avanzar libremente por el camino que ahora estaba libre de trampas. Si su camino se veía bloqueado, simplemente se daría la vuelta, y si su camino no era bloqueado, simplemente seguiría hacia adelante. Cada vez que se encontraba un monstruo, no pelearía con el directamente, en su lugar, los atormentaría como si estuviera jugando con un juguete nuevo.
En lo que respecta a Eward.
“… ¿Cómo está él?” Preguntó Gilead.
“Él parece muy interesado en la magia.” Respondió Lovellian.
Eward no se estaba concentrando en la única tarea de atravesar el laberinto. En su lugar, examinaba cada trampa una por una, y exclamaba en admiración cada vez que veía un monstruo. Estaba sorprendido por lo vivos que lucían a pesar de estar hechos como una ilusión. Y luego de derrotar al monstruo, en lugar de irse de inmediato, se quedaría a examinar el cadáver por un tiempo considerable, con ojos brillantes.
Sus ojos, que lucían embotados y muertos cada vez que cortaba un monstruo con su espada, revivían con una sonrisa cada vez que veían magia.
“…Él siempre ha sido así desde que era joven. Prefería leer un libro antes que entrenar su cuerpo y sus habilidades. Disfrutaba especialmente cada vez que le leía un cuento de hadas sobre magia. ¿Sabes? Eward, ese niño, respeta más a Sienna la Sabia que a su propio ancestro, el Gran Vermouth.” Confesó Gilead.
“Después de todo, la Maestra Sienna es alguien que merece el respeto de todos los magos.” Lovellian sonrió orgullosamente.
“Eso es exactamente lo que dijo él. Cuando escuchaba ‘Las Aventuras del Héroe Vermouth’, le gustaban más las historias de Sienna que las de Vermouth. Dijo que era porque cada vez que el grupo estaba en peligro, era la magia de Sienna la que se mostraría con las soluciones más sorprendentes para sus problemas.”
Gilead pausó antes de seguir hablando.
“A mí también me contaron ese cuento de hadas cuando era joven. Pero yo… si te soy sincero, yo en realidad prefería a Hamel.” Admitió Gilead.
“¿Estás hablando de Hamel el Estúpido? ¿En serio?” Preguntó Lovellian sorprendido.
“Si no hubiera sido por él metiéndose en problemas, el cuento hubiera sido muy aburrido. Aunque era maleducado, también era amable… él me inspiró a superar, lentamente y con mi propio trabajo duro, el complejo de inferioridad que sentía hacía mi ancestro Vermouth. Porque, aun cuando todos ya estaban siguiendo la opinión de Vermouth, Hamel, individualmente, insistía en que su opinión era diferente.”
“Yo en realidad odiaba a Hamel cuando era niño.”
“Bueno, tiene sentido. Por culpa de Hamel, el grupo se vio forzado a enfrentar varias crisis… Sin embargo, Hamel siempre trataba de tomar toda la responsabilidad de sus acciones en cada crisis. Por eso, yo no podía odiar a Hamel…”
Gilead miró los eventos ocurriendo en el laberinto con una sonrisa.
“…Eward, ese niño ha querido aprender magia desde que era joven. Incluso incluso invite a un profesor de magia de la capital solo para que pudiera aprender apropiadamente… pero a la mitad, simplemente se negó a aprender más magia.” Gilead recordó.
“¿Sabes cuáles fueron sus razones para eso?” Preguntó Lovellian.
“La realidad lo obligó a rendirse. Por el bien de su madre… él decidió que tenía que convertirse en el siguiente Patriarca. Y ya que la magia no porvee ninguna ventaja en la carrera de sucesión, tuvo que darle la espalda a la magia.”
La carrera de sucesión empezaría pronto, cuando todos los niños se volvieran adultos.
“…Bueno, eso es entendible. Aunque la magia ofrece incontables posibilidades, sigue siendo una largo y difícil camino antes de llegar a ese punto.” Confirmó Lovellian.
“Siendo honesto, sería feliz si Eward escogiera el camino de la hechicería.” Gilead sonrió tristemente y se volteó hacía Lovellian.
“Solo hay una familia especializada en la magia entre las las familias colaterales. Por eso, he intentado dirigir a Eward hacia ellos un par de veces, pero siempre se ha negado. No obstante… si él recibiera la oferta de convertirse en el discípulo del Maestro de la Torre Roja, Eward no tendría manera de negarse. Porque él aún tiene una gran pasión por la magia ardiendo en su corazón.”
“No te puedo dar la respuesta que deseas en este momento.” Lovellian sacudió su cabeza. “Porque no puedo simplemente tomar a cualquiera y hacerlo mi discípulo. Ya que tengo una buena relación contigo, Sir Gilead, puedo traerlo conmigo, pero… si él no me muestra que tiene las cualificaciones, no lo haré mi discípulo.”
“Ese no es un problema. Tampoco era mi intención forzarte a llevarlo contigo. Sin embargo, quiero darle a ese chico la posibilidad de seguir sus sueños.”
Gilead no estaba haciendo esto por el bien de los derechos de sucesión de Cyan y Ciel. Era solo que ver a su hijo mayor podrirse, mientras hacía un trabajo que odiaba, era doloroso para Gilead.
Para convencer a su esposa Tanis y darle un empujón a Eward, él había invitado a Lovellian; el Mago en jefe de la Torre Roja, personalmente.
“… Bueno, simplemente tendré que mirar más de cerca las cualificaciones de Eward más tarde. Ahora mismo, parece que Eward ya ha decidido que no usará magia para intentar atravesar el laberinto.” Murmuró Lovellian mientras miraba la pantalla.
“…De todas formas…. ¿Qué demonios pasa con ese niño, Eugene?”
Lovellian ya había sentido asombro varias veces a causa de Eugene. Pero, ahora, sentimientos de completa confusión estaban nublando su sentido de admiración.
“… Yo tampoco tengo idea.” Murmuró Gilead con un tono sincero.
En su pantalla, Eugene estaba en medio de despedazar la ilusión de un troll en pedazos.



