(3/5)
Traductor: The Un-Neet~
Corrector: Skerly
Episodio 1:
Dejen de extender falsos rumores, por favor (3)
¡¡¡Kaaaaaaaaaaahaaaa!!!
Una lanza masiva de llamas atravesó el cielo. Rayos de luz brillante resplandecieron como incontables estrellas en el cielo, mientras que vientos blancos de tormenta congeló y destrozó tantos como monstruos demoníacos había.
Cuando miles y miles de flechas atravesaron el cielo como el imoogiº ascendiente, varios cuerpos sin vida de criaturas demoníacas voladoras llovieron y se estrellaron pesadamente contra la tierra.
“¡¡Los Uruks!!”
“¡¡Corran, ustedes de piernas cortas!!”
Los rincones de los ojos de Dioreh el Primero se tornaron húmedos con lágrimas.
Elfos decoraron los cielos con un hermoso desfile de magia y flechas.
Enanos y Orcos flanquearon las hordas de monstruos malvados de su lado.
Y los poderosos Dragones aplastaron los monstruos voladores y escupieron sus imparables alientos.
No era solo la humanidad.
No, ¡No era solo la humanidad la que peleaba en esta guerra!
¡¡¡Kwaahhaaa!!!
Un aliento de las llamas más puras hizo un agujero a través de las nubes negro azabache en el cielo, y la luz bendecida del sol atravesó por esta brecha.
Dioreh el Primero no podía evitar sino pensar en esa luz como el rayo de esperanza de Latrel.
El aliento proveniente del Dragón destruyó una de las puertas de invocación flotando en el aire.
[Oh, escúchame, el Alma Inmortal. No recibirás lo que buscas.]
La voluntad del gran, Dragón dorado resonó hacia el Portador del Apocalipsis y entonces se extendió incluso más allá.
Dioreh el Primero mordió sus labios para controlar las emociones de aprecio temblando dentro de su corazón.
‘No es solo la humanidad.’
Para detener la venida del fin del mundo, cada especie viviendo en este continente de Berafe se ha reunido aquí.
El Portador del Apocalipsis frunció el ceño profundamente mientras miraba a los cielos llenos de Dragones y ejércitos de Elfos y otros aparentemente cubriendo la totalidad de la tierra hasta donde llegaba la mirada.
“¿Esto quiere decir que estarás en mi contra hasta el final, Lord Affeldrich?”
[No lo recibirás. Eres el Portador del Apocalipsis. No puedo permitir que la Llave Dimensional caiga en tus manos.]
“Sí, sí. Ya te he escuchado lo suficiente. ¿Simplemente cuántas veces me has dicho esa mierd* ya? ¿Tan solo cuántas veces te pusiste en mi contra con esa absurda excusa? ¿Eh?”
[He perdido la cuenta. Y no lo dudes, habrán innumerables veces más en el futuro. Eres el Ser Inmortal, mientras que yo soy el ser que vive en las fronteras de la inmortalidad. La enemistad entre tú y yo seguirá continuando.]
“Nop. Te equivocaste un poco ahí, ves.”
El rostro del Portador se distorsionó.
Y su mano extendida estaba apuntando al masivo Dragón dorado, Affeldrich.
“Todo terminará aquí, hoy.”
Inmediatamente, un humo negro masivo estalló desde la mano extendida del Portador, rodeando al Dragón dorado como una serpiente enrollada.
SFX de un aullido ruidoso
El grito rugiente del Dragón dorado reverberó los cielos.
“Deberías de haberte percatado de esto ya. La razón del por qué alguien como yo, alguien con tiempo infinito en sus manos y una mente inquebrantable, ha venido aquí – la razón detrás de mi llegada a este lugar. Ya, todo ha…”
Antes de que la oración siquiera terminara, incontables Dragones volando en el aire liberaron sus poderosos ataques de aliento hacia el Portador del Apocalipsis.
Realmente era un espectáculo intenso el ver los colores del arcoíris de los Alientos enfocándose solo en un sitio en específico.
Y entonces, hubo una increíble explosión.
Nadie podía escuchar nada después.
La gigantesca onda de choque de los ataques mágicos inimaginables sacudió el continente de Berafe entera.
Nada podía ser visto, ni ser escuchado por nadie.
Para el momento en que el increíble poder del ataque empezara a subsidir…
Absolutamente todos estaban arraigados en sus sitios.
Demonios y diablos estaban reteniendo sus colectivas respiraciones, mientras que los guerreros de la humanidad estaban retorciéndose en el suelo con sangre saliendo de sus ojos y oídos.
Y la tierra donde el Portador del Apocalipsis estaba de pie se ha transformado completamente.
Ahora, había un inconcebiblemente profundo y masivo cráter en su lugar, como si un meteoro del fin del mundo hubiera caído; y rodeando los bordes, piedras y rocas con superficies lisas como espejos podían ser encontradas, templadas repetidamente por el alto calor, intensa presión y entonces por la ultra baja temperatura.
Pero, ¿Qué hay del Portador del Apocalipsis?
Una pila de carne que una vez fue él podía ser vista en el fondo de este cráter, quemado y aplastado.
Todas aquellas puertas demoníacas que había invocado fueron destrozadas a pedazos por el impacto y fueron canceladas, mientras que sus restos se esparcieron en el aire como ceniza y polvo.
Al ver esta escena, Dioreh el Primero apretó su puño con fuerza.
Sin importar que existencia tan increíble era ese hombre, seguramente ahora, él no podría haber…
‘¿…Sobrevivido a eso?’
Fue en ese entonces. Dioreh el Primero sintió la piel de su espalda erizarse.
Algo extraño comenzó a suceder en el sitio donde solo los rastros del Portador deberían de haber sido encontrado. De esos restos que parecían nada más que cenizas, blancos huesos se revelaron a sí mismos lentamente uno por uno, lo que entonces fue rápidamente seguido por la reconstrucción de vasos sanguíneos y tejido graso. La sangre empezó a circular de nuevo, entonces la piel externa se formó.
Poco después, un cuerpo desnudo pálido y aparentemente muerto fue completamente revelado al mundo.
Y entonces, eso fue todo.
El hombre que había trascendido la muerte.
El hombre que no podía morir, incluso si él lo quisiera.
El hombre destinado a revolcarse en la agonía de una vida eterna.
Antes de que cualquiera pudiera regresas a sus sentidos, el Portador del Apocalipsis había extraído otra túnica del subespacio y se lo puso. Ajustó sus accesorios a sus lugares correctos, entonces descubrió sus dientes en un gruñido enojado.
El Portador lentamente inspeccionó sus alrededores.
Los guerreros de la humanidad, numerando en los varios millones.
Los gobernantes del cielo, Dragones.
Elfos y Enanos, supuestamente estando en el constante estado de guerra en contra de los humanos por milenios.
Incluso los Orcos, vistos como monstruos por todos, lo estaban fulminando con la mirada y tirando torrentes de maldiciones sin fin.
Además, captando una nube creciente de polvo desde el extremo lejano del distante horizonte, parecía ser que esta fuerza reunida no era el final.
Sin duda alguna, parece ser que Berafe misma estaba intentando detenerlo.
“Cierto. Lo sabía.”
El Portador del Apocalipsis se rio entre dientes con una voz ronca.
Este era un lugar tan interesante.
Tan, tan interesante, en efecto.
Arrastrando forzosamente a alguien para acá contra su voluntad, ¿Pero intentando detenerlo con casi todo cuando desea regresar? ¿Con un razonamiento absurdo, para rematar?
Si pudiera olvidarlo, entonces podría haberse dado por vencido.
Si pudiera morir, entonces él podría haber escogido la muerte.
Desafortunadamente, él era un hombre aislado en este mundo.
No se le tenía permitido morir, y no se le fue permitido olvidar.
Las memorias que tenía antes de caer en este mundo, todos esos incontables años y décadas y siglos atrás, él no se había olvidado de ninguna de ellas. Las memorias que creó en este mundo fueron perdidas como granos de arena, pero las cosas que conocía y había experimentado en el mundo previo se volvió un fósil profundamente alojado en su cabeza en el momento en que vino aquí.
Así que, él tenía que regresar.
Si él no podía olvidar, si no podía morir… entonces tenía que regresar.
“Te diré esto por última vez, Lord Affeldrich.”
Él solo necesitaba una cosa.
Él solo quería una sola cosa.
“Entrégame el Ojo de Latrel. Entonces, me marcharé tranquilamente.”
Incluso sufriendo bajo la poderosa magia negra, el Dragón dorado Affeldrich no se rindió.
[Incluso si este mundo llega a su fin, nunca te entregaremos el Ojo. Ese objeto no puede y no debe caer en tus manos.]
“Ya me lo imaginaba – ustedes gente simplemente no quieren escuchar.”
[Déjalo ir, Inmortal. Siempre y cuando lo dejes ir, todo regresará al orden.]
“¿Me estás diciendo que lo deje ir?”
Affeldrich podía fácilmente descifrar los muchos significados ocultos contenidos dentro de su respuesta. Ella observó al Portador del Apocalipsis en silencio.
Quiero regresar.
Un chico, barrido por las injustas mareas del destino y perdido dentro de su laberinto de dolor y sufrimiento, transformado en el Portador del Apocalipsis al final de un largo, largo viaje.
Este nuevo mundo era increíblemente cruel con este chico y eventualmente, su extraño e inexplicable destino le había causado estar en contra de este mundo.
Incluso si este fuera el caso, ella no podía abandonar el mundo entero solo para apaciguar la tristeza de una persona. Si un sacrificio tenía que ser hecho, entonces solo había una elección correcta, la vida de un individuo.
[La encarnación de la inmortalidad, solo porque eres incapaz de morir, eso no quiere decir que no seremos capaces de detenerte. Es en efecto, posible sellarte para siempre. Nosotros los Dragones, poseedores de vidas eternas, mantendremos el sello por la eternidad, y tú nunca probarás el aire de la libertad nunca más. Este es nuestra última advertencia. Ríndete.]
“Bueno, ya he terminado de advertirles, gente de Berafe.”
Él se dirigió no solo a Affeldrich, sino al resto de Berafe también. Les declaró a todos esos seres en su camino.
“Este… es el resultado que ustedes se han traído sobre sí mismos.”
Sus dos manos quedaron envueltas en oscuridad. Al mismo tiempo, las criaturas malvadas que estaban manteniéndose tranquilas hasta ahora, saltaron a actividades frenéticas.
¡¡GOHOOOOOO—!!
Sintiendo la fluctuación de increíble poder mágico del Portador una vez más, Dragones escupieron otra ronda de Alientos al mismo tiempo.
Pero fue solo eso.
Todos esos Alientos fueron extinguidos antes de que pudieran alcanzar al Portador. No, en lugar de extinguirse, simplemente se desvanecieron.
Affeldrich tenía que tragarse sus palabras.
El Portador del Apocalipsis definitivamente no bloqueó los Alientos viniendo a su dirección. Él simplemente invocó una puerta de transferencia enfrente de todos los ataques de Aliento y los guió a todos a otra área del continente.
A pesar de que era un movimiento osado pero inteligente, uno podría incluso debatirlo, era un esfuerzo temerario también. Si las localizaciones de las puertas de transferencia se hubieran desviado por unos milímetros, el Aliento chocaría con la puerta en su lugar y causaría una cadena de explosiones todopoderosa.
Espera, eso no importaba. Él hubiera muerto de todos modos.
Tratando fácilmente con los ataques de Aliento, él entonces reunió ambas manos a su pecho. Una siniestra luz negra brilló de sus palmas. Al mismo tiempo, el collar colgando en su cuello como también las joyas incrustadas en sus brazaletes empezaron a resonar.
Un arreglo colorido de varias joyas – conocidas como los corazones de Dragones, empezaron a resonar con el Mana oscuro exudando del Portador y terminaron teñidos de negro también. A su vez, debajo de los pies del Portador, un agujero negro repentinamente se abrió, escupiendo montones de humo negro que envolvieron al hombre.
[¡¡Deténganlo!! ¡¡Deténganlo inmediatamente!!]
Finalmente percatándose de lo que el Portador estaba a punto de hacer, Affeldrich alzó la voz a toda prisa.
Dragones respondieron a su grito y se apresuraron hacia el Portador, pero entonces – se detuvieron en medio del aire, antes de volverse lentamente en estatuas de piedra. El Mana de las dimeniones de otros mundos saliendo del Portador les estaba previniendo de acercárseles.
A pesar de que se veía como humo negro girando para el resto, como los Dragones son seres de Mana, sabían exactamente lo que esa cosa era. Sabían muy bien lo terrorífico que era la tormenta de poder acumulándose dentro.
Y no fueron solo los Dragones quienes estaban entrando en pánico por la aparición de esa energía malvada.
Incluso los demonios y diablos, seres de maldad mismos, huyeron gritando también.
Cuando el humo negro tocó un monstruo que no podía escapar a tiempo, la criatura se marchitó rápidamente y se secó a un cadáver momificado. Una sola hebra de energía fue formada, la cual entonces fue absorbida por el Portador del Apocalipsis.
Sus alrededores se convirtió en la tierra de los muertos en una palpitada.
Hierbas se secaron y árboles se marchitaron y cayeron.
El Portador del Apocalipsis abrió sus ojos fuertemente cerrados en medio de todas esas muertes y destrucción.
Él levantó ambas manos al cielo azul que ahora estaba libre de monstruos voladores. Entonces, en medio de este cielo claro, una nube negra se formó.
Dioreh el Primero se quedó mirando a esta nube con ojos aturdidos.
Esa ‘nube’.
¿Alguien podría llamar eso… una nube?
Humo negro esponjoso se coagulaba y expandía; rayos negros golpeaban incesantemente. Llamas negras quemaban dentro, y granizo negro empezó a caer.
Era la perfecta oscuridad, donde ni un solo rayo de luz podía escapar de ella.
Y esa oscuridad se extendió rápidamente hasta manchar completamente el cielo entero.
Incluso los humanos,
Incluso los semihumanos…
Incluso los monstruos…
Incluso los Dragones…
Todos ellos fueron testigo de este evento desarrollándose con ojos aturdidos.
Dragones, referidos como los creadores de la magia, no podían siquiera empezar a comprender cómo este evento podía haber sido realizado en primer lugar. Solo Affeldrich podía vagamente sospechar que el agujero negro debajo de los pies del Portador estaba conectado a algún lugar desconocido, quizás al origen de toda la magia malvada.
“¡¡Oh, benevolente dios, Latrel!!”
Dioreh el Primero dibujó la señal santa en el aire.
Él podía sentirlo instintivamente.
Esa cosa era muerte.
Una sentencia de muerte inevitable sobrepasando todo límite de la lógica.
Todos ellos estaban viendo la muerte misma materializarse.
“¡Yo! ¡Solo!”
Un grito lo suficientemente fuerte como para rasgar su garganta.
Toda esa ira y sufrimiento acumulándose por incontables años finalmente explotaron en este mismo momento.
“…¡¡¡¡Quiero regresar a casa!!!!”
El Portador del Apocalipsis bajó sus manos con enojo. Al mismo tiempo, las nubes negras cubriendo el cielo descendieron al suelo.
“¡¡¡Ustedes hijos de p*ta!!!”
Ese día, el Apocalipsis descendió de los cielos de Berafe.
0– Un imoogi ó imugi es, en resumidas cuentas, un “protodragón” semejante a una serpiente gigante, es decir, una criatura que antes de volverse dragón, primero era algo parecido a una serpiente gigante, si vieron la película D-War entonces tendrán una buena imagen de ella, para más info: [Wikipedia] [Imagen]
Épico.
Loco
Loco.
Fuaaa.. que intenso
Gracias por el cap
Lo que se hubieran ahorrado si solo le hubieran dado el collar…