Bueno gente, ¡es hora de traerles un nuevo proyecto para la página! :3 esta vez una novela Coreana con una fuerte carga de comedia. Sin más, a disfrutar~
(1/5)
Traductor: The Un-Neet~
Corrector: Skerly
Episodio 1:
Dejen de extender falsos rumores, por favor (1).
La tierra era verdaderamente vasta.
Una masiva fortaleza blanca exudando una austera y noble aura se mantenía firme en el medio de este impresionante paisaje verde – La Tierra Santa del Dios de la Luz, Latrel.
Varios peregrinos agradecían a sus benevolentes deidades por todas sus bendiciones mientras cruzaban el mar verde para buscar esta Tierra Santa. Cuando pusieron sus ojos sobre la majestuosidad de la fortaleza blanca, ciertamente podían sentir la enorme admiración a su dios.
Así que, no era una exageración llamar esta pieza de tierra un lugar de paz y bendiciones divinas. Llena hasta el tope de felicidad y piedad de los creyentes.
… Eso era, si hoy fuera un día cualquiera.
Actualmente, había un aire de incertidumbre arremolinándose encima de este paraíso, donde el Dios de la Luz, Latrel, usualmente llama hogar.
Fuera de los muros blancos de la fortaleza simbolizando a Latrel, innumerables soldados vestidos en equipos de color blanco estaban tomando guardia estoicamente. Para ver tantos soldados parados en línea mientras vestían armaduras que parecían estar envueltas en luz sagrada. En efecto era verdaderamente una gran vista del que presenciar.
Y enfrente de esos soldados reunidos, Caballeros vistiendo armaduras de cuerpo completo que brillaban en una luz plateada pura, montaban en corceles blancos que parecían no tener ni una pizca de mancha en sus perfectas pieles.
Esos magníficos hombres y mujeres no eran nadie más que la Orden de Caballeros Sagrados de Latrel, los agentes de la voluntad del Dios de la Luz.
Si hubiera algo extraño en esta situación, entonces sería el hecho de que todos esos hombres y mujeres, que poseían fuerza marcial abrumadora y normalmente serían vistos atravesando las vastas tierras para extender el nombre de su dios Latrel, estaban todos reunidos aquí.
Si uno mirara a través de libros de historia, los Caballeros Sagrados de Latrel nunca jamás se han reunido en masa así en una sola localización en varios cientos de años. Volviendo este evento bastante desconcertante, en efecto.
Sin embargo, eso no era lo único extraño.
Además del gran ejército de Latrel, otro gran ejército vistiendo armadura escarlata profundo podía ser visto.
Y el tamaño de este ejército no se quedaba atrás del de los soldados blancos de Latrel.
Ellos eran los Caballeros que servían al Dios del Sol, Dran, como también los soldados divinos que servían al Dios del Sol mismo.
Ese no era el final.
Un ejército marrón simbolizaba al Dios de la Tierra, Gabein.
Un ejército rojo simbolizaba al Dios del Fuego, Faro.
Un ejército azul simbolizaba al Dios del Agua, Bhgeucoate.
Los Grandes ejércitos de las 12 iglesias que existían en el continente de ‘Berafe’, lo que significaba que todas las tierras unidas en uno, se han reunido aquí.
Incluso los soldados regulares, de los varios Reinos Divinos, exorcistas y hechiceros que formaban el núcleo mismo de numerosos Reinos Mágicos. Como también un ejército consistido de solo la horda Bárbara quienes eran normalmente subestimados en Berafe, estaban todos presentes y correctos.
Era una cocofonía de soldados vistosos llenando la llanura aparentemente infinita.
Esta era la voluntad de Berafe.
Esto era todo lo que Berafe podía ofrecer.
Era la alianza más grande de la humanidad que jamás haya existido, algo nunca antes visto en la historia de este mundo.
Si uno fuera a entender el significado de esta reunión, entonces esa persona estaría abrumado por muchas emociones profundas.
Sin embargo… dentro de los ojos de un cierto anciano que logró reunir a todas esas fuerzas dispares, en lugar de orgullo, uno podía espiar su ansiedad profundamente arraigado.
“Todas las preparaciones han sido completadas.”
Este anciano volteó su cabeza hacia otro anciano vistiendo una túnica roja y asintió su cabeza ligeramente.
Al mismo tiempo, todos aquellos esperando por el anciano se levantaron de sus asientos de honor.
“¿Están viniendo?”
“Pronto…”
Era una simple respuesta.
Pero la expresión de los dos ancianos que lo escucharon se endureció a la vez que asentían con sus cabezas.
Estaban mordiendo ligeramente sus labios. Estaban orándole a sus respectivos dioses mientras cruzaban sus corazones. Estaban frunciendo el ceño profundamente al mismo tiempo que mostraban abiertamente su hostilidad.
Y allí había incertidumbre.
También, un pequeño indicio de terror.
Sus ojos se enfocaron en el anciano.
Este anciano – él era el primer sirviente y la única y verdadera voz de Latrel, la religión más grande en el continente.
Él era el Papa Dioreh el Primero, de la iglesia de Latrel. El hombre responsable de esta unión de la humanidad sin precedentes en la historia no se alejó de sus miradas y los encaró a todos, uno por uno.
Y mirándolo a él, el papa de otras religiones como también reyes y emperadores de varias naciones asintieron gravemente con la cabeza.
La mirada de Dioreh el Primero fue entonces redirigido a la lejana distancia, hacia el fin de las llanuras, el límite de su visión, al horizonte.
Ansiedad que no encajaba con sus condiciones fue lentamente arrastrándose a sus ojos.
“Un ejército verdaderamente poderoso se ha amasado aquí.”
El Papa de la iglesia de Dran, Veresigurl habló, su voz temblando ligeramente.
“La humanidad nunca perderá.”
“¡¡Eso es algo evidente!!”
Voces agresivas coincidentes gritaban de aquí y allá. Dioreh el Primero se endureció a sí mismo mientras escuchaba sus gritos.
Cada preparación posible que podía haber sido hecha, ya ha sido hecha.
Él ha reunido la fuerza restante de la humanidad a este lugar tal y como la voluntad de su dios había dictado.
El faccionalismo entre diferentes religiones, los conflictos entre diferentes naciones – esos típicos y aun así serios problemas continuaban molestándolo.
Fue un duro y doloroso proceso, sin embargo Dioreh el Primero fue capaz de completar lo que inicialmente se estimaba imposible. Él confió en su fe inquebrantable para terminar con este trabajo.
Sin embargo, ¿Qué era esta ansiedad que no quería irse, sin importar qué?
¿Cómo podía posiblemente explicar estos cautelosamente florecientes cogollos de ansiedad floreciendo en su corazón?
“¡¡S-Su Santidad!!”
Fue entonces, una voz apresurada lo alcanzó.
“¡¡A-Ahí vienen!! ¡¡Su Santidad, por ahí!!”
Al final de su dedo dedo puntiagudo, en el lugar donde el cielo azul y los campos verdes parecían conectarse.
Un sitio en el una vez impecable horizonte empezó a teñirse en oscuridad.
Esa ‘cosa’ aproximándose al fuerte mientras borraba el cielo y la tierra era similar a una ola de marea imparable.
Dioreh el Primero dejó salir una risa amarga tras ver esa lenta pero continuamente acercándose ‘cosa’.
Eso era oscuridad pura.
Eso era la suma total de toda desesperación.
Eso era la representación del verdadero sufrimiento.
Al ver los campos bendecidos por la gracia de Latrel tiñéndose de negro, incluso el corazón de Dioreh el Primero se oscureció.
“Oh, querido Dios…”
“…Dios mío…”
El distante e innumerable número de gigantes metálicos, aparentemente llenando el horizonte, acompañado por incontables números de horribles criaturas malvadas corriendo detrás de ellos.
Encima de sus cabezas, criaturas demoníacas con alas pintorescas volaban alrededor en el cielo como nubes de tormenta, proyectando sombras oscuras en la llanura.
Los rugidos y gritos del vasto ejército de monstruos, y los sonidos metálicos provenientes del movimiento de los gigantes, combinados para crear una orquesta disonante de solemnidad.
Aquellos que podían verlo, solo verían la desesperación de este espectáculo.
Aquellos que podían oír, se percatarían de su destino por este espectáculo.
La inquietud nacidos de aquellos con ojos y oídos pronto se volvieron una poderosa ola que logró sacudir el mundo.
Los gigantes de metal detuvieron su marcha.
Los monstruos dejaron escapar chillidos horribles mientras se mantenían parados detrás de los gigantes, encarando el ejército de la humanidad. Los ruidos que hacían sugirían que podrían atacar en cualquier momento.
Era una vista tan abrumadora, que el alma de uno podría haber sido aplastada con tan solo su mera presión.
El Papa de la iglesia de Dran, Veresigurl, gritó.
“¡Todos, miren!”
En el lugar en el que estaba apuntando…
De allí, los rugidos de los malvados monstruos comenzaron a calmarse.
De allí, silencio e inmovilidad se extendieron de entre los aparentemente rugidos y gritos sin fin de los monstruos, y pronto, todo ello llegó a un fin.
Y esta vista era por mucho más terrorífico que el festival de rugidos y gruñidos. Todas esas malvadas criaturas frenética y demonios retuvieron sus respiraciones y empezaron a arquearse en el suelo.
Completo silencio.
Un total y escalofriante silencio descendió en el mundo.
Como si el espectáculo de antes no fuera nada más que solo una ilusión, un silencio tan misterioso que uno podría escuchar las palpitaciones del corazón de un reinó por la totalidad de los vastos llanos.
SFX para sonidos de metal raspando en el suelo (creo.)
Rompiendo este silencio, todos podían escuchar chillidos metálicos sombríos.
Dos de los gigantes de metal lentamente voltearon sus rostros para encararse el uno al otro, antes de arrodillarse en una rodilla.
Pisada.
Pisada.
Suaves pisadas podían ser escuchadas.
No había manera de que tales suaves pisadas podían alcanzarlo desde tan lejos, aun así Dioreh El Primero los había escuchado claramente.
Los monstruos abrieron camino mientras todavía mantenían sus cabezas enterradas en el suelo.
Los gigantes de metal saludaron solemnemente a su maestro.
Del denso bosque de monstruos que fue separado como el Mar Rojo, un hombre salió caminando lentamente.
¿Cómo debería de ser descrito?
Este hombre – la vista de él vistiendo una túnica negra gruesa no era nada muy extraño. Solo que, su rostro estaba oculto a la vista debido a la oscuridad proyectada por la capucha de la túnica.
De la esquina de la túnica negra abisal que aparentemente absorbía toda luz, una mano se asomó, y estaba apestando con una profunda aura carmesí. Y muchas, muchas joyas visiblemente colgando a través de las brechas de la túnica brillaba bellamente bajo el reflejo de la luz del sol.
En otras palabras, era un atuendo de un hechicero regular.
No obstante, la razón del por qué esta apariencia logró instigar tal terror desenfrenado en los corazones de todos los espectadores, era por el aura negruzca ocupado circulando alrededor del hombre.
Pareciéndose a llamas un segundo, y entonces niebla negra en el siguiente, esa misteriosa y ominosa aura negra circulaba alrededor de su dueño y quemaba ferozmente antes de disiparse.
Como una persona que servía al Dios de la Luz, Dioreh el Primero sabía instintivamente qué era esa aura – eso era el origen de todo mal, las llamas del Infierno. Ni siquiera debería de existir en este plano de existencia.
El corazón de Dioreh el Primero se apretó. Ese hombre enfrente era la causa de todo esto.
El hombre que forjó el fin del mundo.
El rey de los muertos.
La desesperación de todo ser viviente.
El hombre que se tragaba enteras naciones de los vivos, y se llevaba las respiraciones de todo aquél que vivía.
El hombre capaz de causar que los 12 dioses, que protegían la tierra de Berafe, que gritaran en voz alta sus mensajes divinos; el hombre capaz de causar que reyes y emperadores de 48 naciones gobernando esta tierra de Berafe pusieran sus diferencias e inseguridades por fuera y se unieran como uno, como si ya no tuvieran más ninguna opción en el asunto.
El hombre, capaz de forzar a todos esos poderes dispares en una sola localización a través de terror y desesperación pura.
Dioreh el Primero luchó para gritar.
“¡¡Oh, escuchadme, el Portador del Apocalipsis!!”
Su voz fue amplificada y resonó alrededor de la vasta llanura.
“¡¡Oh, el rey de los muertos, la desesperación de toda criatura viviente, el gobernante de diez mil demonios y millones de bestias!!”
Como si respondiera a aquellas palabras, todas las criaturas malvadas que se mantenían completamente quietos levantaron sus cabezas y estalló en una conmoción atronadora.
Inmediatamente, Dioreh el Primero sintió su sangre helarse. A pesar de que habían millones de soldados humanos entre ellos y él, parecía que solo el sonido de sus rugidos podía ser escuchado y nada más.
“!!La humanidad no tiene miedo de vos. La humanidad nunca perecerá. En esta tierra bendecida por los dioses, aquí es donde vuestras ambiciones oscuras se desmoronarán, y vuestro ejército de la oscuridad regresará al abrazo de la naturaleza, y desaparecerá por completo!!”
“¡¡Nosotros nunca nos rendiremos, incluso si derramamos nuestra sangre y ofrecemos nuestras vidas!!”
“¡¡Nuestra sangre fluyendo se volverá la leche que sostiene este continente, y nuestra carne se convertirá en fertilizante que enriquece este mundo!!”
“¡¡Y nuestras almas regresarán al cálido abrazo de nuestros 12 benevolentes dioses y finalmente descansarán en paz!!”
Con los gritos de Dioreh el Primero, los soldados humanos comenzaron a elevar vítores también.
Millones de ellos vitorearon hasta que sus gargantas estuvieran roncas.
Los ojos de Dioreh el Primero terminaron inyectados de sangre.
Sí, este era el poder de la humanidad. Este era la voluntad de los humanos, cargando las bendiciones de los 12 dioses.
La desesperación y terror que se estaba retorciendo en sus corazones se derrumbó, y en su lugar, poderosas emociones de inspiración los llenaron.
“En esta tierra, podríamos parpadear como una moribunda vela. ¡Podríamos caer como objetos sin valor! ¡¡Pero!! ¡¡Nuestra voluntad inquebrantable conducirá la cuchilla de fe a vuestro corazón!! ¡¡Podes vos sentir nuestra voluntad eterna, hechicero malvado!! ¡¡Puede vos sentir nuestro poder eterno, el Lich que ha abandonado incluso la muerte misma!!” >
“¡¡¡CHOTTO MATTE!!!”⁰
0-TI: Lol. Realmente es, “¡¡No!! ¡Alto ahí!” Bueno, simplemente no pude resistir.
The Un~Neet: concuerdo con el TI, así queda mejor :v
Wao
Un nicromante ehh, acabo de leerme Great Demon King así que espero que sea igual de buena
Esto me recuerda al Nigromante de la estación seul
Ja, parece que voy a disfrutar esto xD