Séptimo Capítulo Semanal
¡Disfrútenlo!
Aunque esa montaña también estaba cubierta de nieve en la cima, pero era mucho más alta y empinada que la que Han Sen recordaba.
Donde el pájaro de fuego parecía ser un volcán, mientras que esta era mucha más rocosa.
“¿Es un error?” Han Sen se sintió molesto porque desperdició todas ellas y terminó en el lugar equivocado.
“No podemos ir más lejos. El hábitat de los trasgos malvados está frente a nosotros.” Jia Changfeng se detuvo y pidió a todos que hicieran una pausa. Han Sen se bajó de la grupa del Rugidor Dorado, subió a una duna con el resto y oteo hacia la montaña.
La montaña era árida. No había plantas creciendo en ella. Incluso en el desierto, era una escena poco común.
A diferencia de la arena blanca del desierto, las rocas de la montaña eran negras. Sólo la cima de la montaña estaba cubierta de nieve blanca.
En las paredes negras de la montaña, había muchos agujeros gruesos y punteados, que harían vomitar a una persona con tripofobia1.
Había muchos ciempiés rojos tan gruesos como brazos saliendo de los agujeros. Los ciempiés medían alrededor de metro ochenta de largo y se veían extremadamente feos, arrastrándose por las paredes de la montaña.
Han Sen los observó más de cerca. Aunque parecían ciempiés, tenían una cabeza triangular en cada extremo de su cuerpo que estaba hecho de huesos rojos. Conectando cada hueso había un par de manos rojas con sólo tres dedos. Mientras se movían, las pequeñas manos se movían como los pies de los ciempiés, lo cual era espeluznante.
Algunos de los agujeros de la montaña eran especialmente anchos, de unos tres pies (casi un metro) de diámetro. Han Sen estaba mirando fijamente un gran agujero y vio a un gigantesco trasgo malvado deslizándose fuera de él. El malvado trasgo era tan grueso como un barril y medía más de diez metros de largo. Una parte de su cuerpo aún estaba en el agujero, por lo que Han Sen no podía decir qué tan grande era en realidad.
El gigantesco y malvado trasgo retorció su cuerpo sobre la pared de la montaña mientras las manos se movían, lo que era enfermizo.
“Han Sen, ese rey trasgo malvado da mucho miedo. Te sugiero que lo pienses dos veces antes de intentar algo.” Susurró Xiao Wei. Han Sen asintió con la cabeza, pero su mirada seguía fija en el gigantesco trasgo malvado.
Parecía bastante poderoso. ¿Podría ser una súper criatura? Han Sen reflexionó y convocó al arco de cuerno y a la flecha Pez Óseo, con intención de dispararle.
Si sólo fuera una criatura divina, no sería capaz de bloquear una flecha divina con la fuerza de rotación aplicada a ella.
“¿Qué estás haciendo?” Xiao Lingfeng rápidamente sostuvo la mano de Han Sen viendo lo que estaba haciendo.
“Ya que estoy aquí, por supuesto que estoy tratando de matar al trasgo malvado divino.” Dijo Han Sen con naturalidad.
Xiao Lingfeng se enfadó y dijo, “Sus cuerpos óseos son tan duros como el metal. Es difícil para uno herirlos con armas espíritus de la bestia al mismo nivel que las criaturas. Incluso si el arco y la flecha que sostienes son espíritus divinos de la bestia, la distancia es demasiado larga para que puedas herir al rey, sin mencionar que tus armas podrían no ser divinas. Estas criaturas son muy mezquinas. Si comienzas a atacarlos, todo el grupo vendrá hacia aquí. Quizá puedas huir en tu montura divina, pero seguro que nosotros moriremos.”
“Tienes razón. Ya que ese es el caso, podéis iros primero. Me uniré a vosotros después de matarlos.” Reflexionó Han Sen y comento.
“No creerás que puedes matar al rey solo, ¿verdad?” Jia Yan miró a Han Sen con los ojos muy abiertos.
“Aquí está el agua. Iros ahora mismo. Si fallo y muero aquí, tendréis suficiente agua para salir.” Han Sen tiró la mayoría de las bolsas de agua a los muchachos, guardando sólo unas pocas para sí mismo.
El grupo miró a Han Sen con sorpresa. Han Sen les había dado la mayor parte de su agua. Si se llevaran el agua, sería difícil para Han Sen abandonar el desierto con el agua que quedaba después de matar a los trasgos malvados, si es que podía matar a las criaturas.
Las cuatro personas estaban todas confundidas, sin entender lo que pensaba Han Sen.
No tenían idea de la velocidad real del Rugidor Dorado. Si la montura iba a toda velocidad, el agua que quedaba era suficiente para que Han Sen entrara y saliera varias veces.
“Han Sen, si realmente quieres matar al rey trasgo malvado, tal vez podamos trabajar juntos para hacerlo.” Xiao Wei era renuente a dejar en paz a Han Sen ya que les había dado la mayor parte de su agua.
“No hay necesidad. Adelantaos. Puedo hacer esto solo.” Han Sen no quería perder más tiempo. Primero mataría a ese rey trasgo y luego se apresuraría a encontrar al pájaro de fuego.
“Han Sen, piénsalo. Estas criaturas son muy rápidas en el desierto. Incluso con tu montura divina, puede que no seas capaz de dejarlos atrás.” Dijo Jia Changfeng.
“Si no os vais ahora, empezaré a disparar.” Han Sen apuntó con su flecha a los trasgos malvados.
“Vámonos. Este tipo está loco.” Xiao Lingfeng no pensó que Han Sen estaba bromeando y rápidamente se llevó a su hermana.
Jia Changfeng también se llevó a Jia Yan con él. No querían enfrentarse al malvado rey trasgo.
Una vez se encontraron con un trasgo malvado en el desierto, que sólo era un trasgo mutante. Aún así, la situación fue extremadamente arriesgada, sin mencionar que éste era definitivamente un rey divino.
Además, el rey divino también dirigía a todo un grupo de veinte criaturas mutantes y mil criaturas primitivas. Una vez atrapado por el grupo, no importaba lo bueno que fuera un luchador. Todas las criaturas eran venenosas. Una vez herido por ellos, uno moría en la mayoría de los casos.
“Ten cuidado. Incluso cortados por la mitad, los trasgos malvados no morirán inmediatamente. Aún podrán lanzar ataques mortales. Y trata de no tocar su sangre, que es venenosa.” Le dijo Jia Yan a Han Sen antes de irse.
“Entendido.” La mirada de Han Sen estaba fija en el gigantesco rey trasgo malvado. Cuando el grupo llegó lejos, jaló de la arco al máximo.
¡Whoosh!
Sin dudarlo, Han Sen disparó la flecha al malvado rey trasgo.
Nota del Traductor:
1: Tripofobia: es el miedo o repulsión generado al mirar o al estar cerca de figuras geométricas muy juntas, especialmente orificios pequeños y rectángulos muy pequeños.
y así perdió su flecha….