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No Leas Esta Novela: Capítulo 07: Historia 6 Flor de la muerte Tan blanco como la plumeria …

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NTE: Plumeria o Plumaria es un pequeño género de plantas nativas de las regiones tropicales y subtropicales de América. Comprende 133 especies descritas y de estas, solo 11 aceptadas. Las especies se han extendido por todas las regiones tropicales del mundo. Imagen de la flor


Las flores son hermosas. Así es la muerte. Junto con una elegante flor cayendo, el alma pudo volar en paz. Los dos se adaptaban. Decorando el lugar de descanso. A los que se fueron …

Aun así, ¿por qué muchos temen a la muerte? Cuando la muerte era algo tan santo. Y no había paz eterna, aparte de la paz de la muerte. Kemboja entendió ese hecho. Por eso ella apreciaba la muerte, y siempre la recibía y la enviaba … con una sonrisa. (NTE: Kemboja: El nombre malayo para plumeria.)

Aswad fue despertado por su padre, Ustad Amir. Supo de inmediato que alguien en su área residencial había muerto. Si no, su padre no habría perturbado su sueño en este momento.

“¿Alguien murió, padre?”

Ustad Amir se quedó en silencio. Su rostro se veía agrio.

“¿Qué pasa, padre?” Preguntó Aswad de nuevo.

“Suraya, la hija de la señora Hasmah … ella ha vuelto” dijo Ustad Amir con un suspiro.

“Oh eso es bueno. ¿Entonces por qué me despertaste?”

“Tenemos que gestionar su funeral”

“¿Ah? Pero ese día … ella …” Aswad tartamudeó. El no supo que decir. La situación era demasiado complicada.

“Solo acéptalo. Solo Allah sabe lo que está pasando” eso fue todo lo que Ustad Amir pudo decir.

“¿Lo que significa que esta vez ella está realmente muerta? ¿No se despertará de nuevo como la última vez?” Respondió Aswad.

Ustad Amir dio unas palmaditas en el hombro de Aswad unas cuantas veces. Luego se levantó para hacer los preparativos, dejando las preguntas de Aswad sin contestar. ¿Qué podría decir de todos modos? Nada. Como dijo antes, solo podía aceptar la situación.

Al llegar a la casa del muerto, Aswad esperó afuera. Él entraría si su padre necesitara su ayuda. Mientras esperaba, Aswad echó un buen vistazo a sus alrededores. La gente se estaba reuniendo lentamente en la casa. El coro de Yaasin se pudo escuchar. El olor a incienso y alcanfor impregnaba el aire, haciendo que la columna vertebral de Aswad se estremeciera. Aunque había ayudado a su padre con los funerales desde que era pequeño, incluso ahora cuando tenía veinte años, su nariz aún no podía aceptar el olor. Lo hacía sentir incómodo cada vez, ya que era sinónimo de muerte. Y a Aswad le disgustaba todo lo que tenía que ver con la muerte. (NTE: Yaasin: Un capítulo en el Corán generalmente se recita durante los funerales.)

De repente, Aswad vio una figura que reconoció. Una figura que lo hizo sonreír, a pesar de que la mayoría de las personas allí estaban de luto. Aswad se acercó a la figura que vestía todo de negro.

“Assalamualaikum Kemboja …” Aswad saludó a la chica.

“Oh, hermano Aswad, waalaikumussalam …” respondió Kemboja con una sonrisa.

Una sonrisa que hizo que el ansioso corazón de Aswad se calmara. La cara de Kemboja tendría ese efecto en él cada vez. Tal vez porque era una chica bonita. Su piel era blanca y sus ojos de color marrón. Tenía los labios rojos y su pelo largo y suelto.

“En realidad … ya esperaba verte aquí” dijo Aswad.

“¿Cómo es eso?”

“Sí, bueno. Ya hubo tres muertes este mes y estuviste allí en todas ellas”

Kemboja bajó la cabeza con una sonrisa.

“¿Puedo saber por qué?”

“¿Por qué?”

“Por qué siempre vienes a estos funerales. Creo que ni siquiera conoces a las personas que murieron …”

“Es cierto que no los conozco. Pero no está mal que yo recite el Yaasin y al-Fatihah a los que murieron, ¿verdad?”

“¿Pero por qué?”

“¿De verdad quieres saber?”

Aswad asintió rápido.

“Porque la muerte me hace sentir tranquila …”

Aswad levantó una ceja.

“Eso es extraño…”

Kemboja se rió entre dientes.

“Comprenderás lo que quiero decir más adelante” dijo Kemboja antes de proceder a entrar en la casa.

Como de costumbre, Kemboja esperaría hasta que todo terminara. Ella también se uniría al entierro del cuerpo. Al igual que en cualquier otro momento, Kemboja arrancaría un tallo de flor que era sinónimo de su nombre y luego lo colocó debajo de la lápida.

“Junto con la elegante flor que cae, el alma puede volar en paz …”

Aswad escuchó las palabras de Kemboja sin decir nada. Era inútil tratar de entender a la chica. Cada vez que lo hacía, solo surgían más preguntas. Mientras trataba de sumergirse en el corazón de la chica, todo lo que obtuvo a cambio fue perderse. Lo que él sabía era que donde existía la muerte, Kemboja estaría allí. Acompañando cada momento con una sonrisa.

Pocos días después del funeral de Suraya, llamaron a Ustad Amir y a Aswad para otra muerte. Esta vez, era una chica llamada Azwa. Aswad fue a la casa del difunto con alegría. Sabía que podría volver a encontrarse con Kemboja, tal como sucedió recientemente. Desde la primera vez que conoció a Kemboja durante el funeral de un anciano que murió a causa de un derrame cerebral hace 37 días, donde había muerte, estaba Kemboja. Aswad se sentiría jubiloso cada vez que veía el rostro tranquilo y puro de Kemboja.

La persona esperada llegó. Desde lejos, Aswad pudo ver a una figura vestida de negro con gracia caminando hacia él. Parecía que estaba flotando, como un ángel.

“Asalamualaikum hermano Aswad …”

“Waalaikummussalam Kemboja …” respondió Aswad con una sonrisa.

“Entraré primero ¿de acuerdo?”

“Espera un poco … Tengo algo que quiero preguntarte.”

“¿Qué es?”

“Tu número de teléfono. Me gustaría contactarte de vez en cuando. Eso es si me lo permites.”

Kemboja negó con la cabeza, sonriendo.

“¿Por qué? ¿Quizás ya eres propiedad de alguien?”

“No. Es solo que nadie me puede poseer. Sólo Dios puede.”

“¿No te gusto?”

“No es así…”

“¿Entonces?”

“Lo entenderás más tarde …”

Kemboja entró a visitar a los muertos, dejando a Aswad decepcionado.

En el cementerio, Aswad esperó bajo un árbol de plumeria. Cuando vio venir a Kemboja, Aswad agarró un tallo de flor y lo arrancó.

“Aquí …” dijo Aswad mientras le tendía la flor a Kemboja.

“Sé que quieres esto ¿verdad?” Continuó.

Kemboja tomó la flor con una sonrisa.

“Gracias … Esto será un regalo para Azwa” dijo Kemboja.

“¿Cuándo me darás un regalo?” Bromeó Aswad.

“En tres días más … te lo daré.”

“¿Eh? ¿Por qué en tres días?

“Ya verás …” dijo Kemboja, sonriendo. Luego fue a la tumba de Azwa y colocó la flor cerca de la lápida. Como de costumbre.

Aswad negó con la cabeza con una sonrisa. Su corazón estaba encantado por la extrañeza de Kemboja.

Entonces, a diferencia de lo habitual, Kemboja no regresó de inmediato. En cambio, ella se fue a sentar en algún lugar aparte del cementerio. Aunque no fue transmitido, Aswad tuvo la sensación de que Kemboja quería hablar con él. Luego tomó su lugar al lado de Kemboja. Luego, acompañados por árboles y lápidas, expresaron lo que se guardaba dentro de sus corazones.

“Realmente me gustas Kemboja …” Aswad rompió el silencio.

Kemboja estaba en silencio. Sus ojos se enfocaban al frente.

“¿Te gusta este lugar?” Preguntó Kemboja de repente.

“¿El cementerio? ¿Qué hay que me pueda gustar? Es un cementerio. A nadie le gusta”

“¿Pero por qué?”

Aswad se quedó en silencio por un momento, tratando de pensar en una razón. Se sintió incómodo al responder porque nadie había hecho esa pregunta antes. ¿Quién preguntaría por qué la gente odiaba los cementerios en primer lugar? Porque la respuesta era una que todos sabrían.

“Quién sabe. Tal vez porque a nadie le gusta la muerte.” Aswad finalmente respondió.

“¿Incluso a ti … no te gusta la muerte?” Preguntó Kemboja.

“Todos mueren, eso es un hecho. Y debemos aceptar eso. Pero para mí, quiero vivir una vida más larga. Quiero experimentar los placeres de este mundo. Todavía no estoy satisfecho con mi vida. ¿Por qué pensaría en la muerte en este momento? Ni siquiera estoy casado todavía … No hay manera de que pueda morir antes de eso …” dijo Aswad con un tono de broma.

Kemboja se rió de eso.

“Pero … si ya ha llegado tu hora, ¿crees que puedes aceptarlo?” Le preguntó a Aswad.

“¿Si llega el momento de morir? ¿Hay incluso una opción? Lo quiera o no, tengo que aceptarlo”

“¿Serás feliz?”

Aswad se quedó en silencio. Empezó a sentir que las preguntas de la chica se estaban volviendo extrañas.

“¿Por qué preguntas todo esto? ¿Podemos hablar de algo más?”

Kemboja miró con dolor a Aswad.

“Solo quiero que estés tranquilo y feliz … cuando llegue el momento”

“¿Sabes lo que puede hacerme tranquilo y feliz?”

“¿Qué?”

“Si aceptas salir a una cita conmigo este fin de semana”

Kemboja sonrió. Entonces, ella asintió felizmente. Ella accedió a salir con Aswad.

Tres días después, Kemboja salió con Aswad según su acuerdo. Fueron a pasear por Kuala Lumpur. Luego, fueron a Putrajaya porque Aswad había estado deseando orar en la mezquita de Putrajaya, que había sido alabada por su belleza. Hoy, se lograron dos deseos de Aswad. Rezar en la mezquita de Putrajaya y pasar tiempo con Kemboja, la chica que amaba. En general, Aswad se llenó de alegría ese día. Para él, fue el mejor día de su vida. (NTE: La mezquita Putra, es la principal mezquita de Putrajaya, la capital administrativa de Malasia. imagen)

“Estoy muy feliz hoy. Gracias, Kemboja, por tener una cita conmigo” expresó Aswad.

“¿Eres realmente feliz?”

“Sí. Siento que incluso si muero en este momento, no me importaría. Porque este es el mejor momento que jamás he sentido”

“Eh … ¿por qué de repente estás hablando de la muerte? Cuando suelo hablar de eso, nunca te ha gustado …”

“No lo sé. Ayer leí un libro. El libro decía que, para algunas personas elegidas, podrían sentir que se avecinaba su muerte. Como si supieran cuándo iban a morir. Y lo sabrían cuarenta días antes de morir” dijo Aswad.

“¿Y?” Preguntó Kemboja, que no entiende la relevancia de la historia de Aswad.

“Bueno … me estaba preguntando. Hoy es casualmente el cuadragésimo día desde que te conocí …”

Kemboja sonrió. Entonces ella preguntó.

“¿Estás feliz?”

Aswad asintió honestamente. Realmente se sintió feliz desde que conoció a Kemboja hace cuarenta días. Aunque antes de esto, solo podía encontrarse con Kemboja durante los funerales o en los cementerios. Aun así, él estaba feliz. Porque al ver a Kemboja sonreír, Aswad sintió que podía pasar por cualquier cosa. Incluso la muerte.

Durante el camino de regreso a casa, Aswad estaba sonriendo todo el tiempo. Estaba feliz sintiendo el abrazo de Kemboja mientras ella se sentaba detrás de él en su motocicleta. Aswad deseaba que ese momento durara para siempre.

De repente, un coche descarriló de su carril. Se dirigió desde la dirección opuesta. Aswad no tuvo la oportunidad de evadir. Él y Kemboja fueron golpeados por el auto, arrojándolos al centro de la carretera.

Aswad sintió que con cada inhalación su respiración se hacía más pesada. Fue cada vez más difícil con cada momento. Aswad perdió la sensación de su cuerpo. Todo estaba entumecido. Su vista estaba borrosa por la sangre de su cabeza.

La gente rodeó el cuerpo inmóvil de Aswad. Solo sus ojos revoloteaban, buscando algo. Entonces, Aswad vio el perfil que quería ver. La cara de Kemboja. Aswad estaba extasiado de que Kemboja estuviera ilesa. A pesar de que ella también fue víctima del accidente, virtualmente estaba ilesa. Ella se veía igual siempre. Todavía tranquila. Todavía linda. Bellamente adornando el paisaje de Aswad, durante el último momento de su vida.

Kemboja susurró la shahadah en el oído de Aswad. Los repitió con el aliento que le quedaba. Hasta que se fue para toda la eternidad …

El cuerpo de Aswad fue enterrado de forma segura. Todos habían dejado el cementerio, pero Kemboja todavía estaba allí. Quería acompañar a Aswad incluso por un momento más. Como si 40 días no fuera suficiente.

Kemboja tomó una flor que se colocó en su oreja. La colocó sobre la tumba de Aswad. Kemboja sonrió, se levantó y caminó hacia un árbol cercano. Cuando ella se acercó, Kemboja desapareció, para no volver jamás. Había regresado a donde pertenecía ya que su tarea estaba completa.

El árbol de plumeria fue arrastrado por un fuerte viento, haciendo que una sola flor se fuera volando. La plumeria blanca viajó mucho y lejos, hasta que aterrizó en un batik azul colgado en la rama de un árbol de teca sobre una antigua casa de baños. Una chica vio el batik azul y lo tomó, besándolo por mucho tiempo.

 

-Fin-

 

Munir estaba sudando profusamente. Arrojó la novela en sus manos al costado. La novela volvió a contar la historia de la muerte de Suraya. Munir se levantó y caminó de un lado a otro. Luego, tomó su teléfono para llamar a Suraya de nuevo. Quería asegurarse de que Suraya estuviera bien.

“¿Qué pasa, Munir? Nunca estuviste tan preocupado por mí antes …” dijo Suraya en la línea.

“No lo sé. He estado leyendo esta novela. Sigue diciendo que mueres …”

“Oh … ¿No es solo un libro de cuentos? No es real …”

“No entiendes, Suraya. Muchas cosas en el libro habían sucedido en la realidad”

“Eso no puede ser verdad. Definitivamente es una coincidencia. Además, nunca fuiste capaz de creer en todas esas tonterías, Munir. ¿Por qué crees en esa novela?”

“Pero…”

“Suficiente, Munir. Cuando Adib y yo volvamos más tarde, hablaremos más sobre esto, ¿de acuerdo? De todos modos, solo confía en mí que la novela no es nada. Si no, simplemente termínala. Te garantizo que no pasará nada” dijo Suraya antes de finalizar la llamada.

Munir tomó la novela lanzada de vuelta. Luego continuó leyéndolo según lo ordenó Suraya.


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