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Monrabu — Volumen 3, Capítulo 9

Yay, al fin comenzamos el tercer tomo.

Si se lo están preguntando, no, el número del capítulo no está mal. Dice así en las raws, también lo pueden ver en el índice de aquí.

En todo caso, vayan a leer.


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Kanaruzawa Sekai dejó de ir a la escuela cuando terminó la temporada de lluvias. Entonces, llegó el verano.

 

 

—¿Te suena la organización Tsukumo?

Ante la pregunta, su hermano meneó la cabeza en respuesta. Kirishima Haruko suspiró con alivio.

(Una cosa menos de la que preocuparse.)

Si su alcance no fuese tan amplio, habría sido mejor. Si algo peligroso le llegase a ocurrir al hermano que ella trataba de proteger, entonces estaría poniendo la carreta delante de los bueyes.

Fue a principios de abril. Haruko había investigado exhaustivamente a esa mujer de pelo blanco que fue transferida a la Preparatoria Privada Murakumo.

Al principio, Haruko no la tomó muy en serio. Había numerosas mujeres que rodeaban a su hermano, Kirishima Yuuki. Era solo cuestión de tiempo antes de que la chica nueva se sumase a la fiesta. Mientras se empleasen amenazas, o se gastara dinero, cualquier problema —creía con orgullo— podría ser solucionado; así es como ella esperaba que funcionasen las cosas.

(Supongo que esto demuestra que todavía no he entrenado lo suficiente.)

Dentro del jardín de la familia Kirishima, Haruko reflexionaba bajo sombras mientras leía el documento que estaba sobre la mesa. El archivo tamaño A4 contenía un informe que detallaba cuán poca información había sobre la mujer llamada Kanaruzawa Sekai y los peligros de la organización Tsukumo.

(Esto vaya que logra darme un dolor cabeza.)

Arrugando las cejas, la estudiante de sexto año de primaria exhaló un suspiro. ¿Hasta dónde tenía que llegar luego de haber pisado una mina accidentalmente? Kirishima Haruko seguía indecisa al respecto.

 

 

—… Como tal, Onii-sama, por favor, deja de asociarte con esa mujer de pelo blanco.

—No.

La respuesta del hermano mayor se mantuvo firme.

—Soy un representante y ella es una compañera de clase. ¿No es algo normal que yo esté ocupándome de ella? Nadie puede quejarse de eso.

—Eso puede ser cierto, pero…

Haruko hinchó las mejillas, pero Yuuki no le prestó atención. Estaban practicando en silencio dentro del dojo de la familia Kirishima, ambos sudaban.

—Pero… Pero, Onii-sama. —Aun así, Haruko no podía dejarlo pasar—. Esa persona, Kanaruzawa Sekai, definitivamente no es normal. Eso es algo que Onii-sama debería saber. Siendo el caso, ¿no estaría bien tener un poco más de cuidado con ciertas cosas?

—Soy cuidadoso. —Estando sentado, Yuuki tomaba aire despacio y con profundidad—. Esa persona sobresale mucho y no tiene experiencia alguna viviendo en una sociedad normal. El poder ir a la escuela de forma normal y encajar, eso le tomará mucho tiempo. Por eso pretendo hacer más cosas por ella. Incluso conseguí que Koiwai-san me ayudara.

—No, Onii-sama. Ese no es el problema…

—Ah, debería decir esto también. No lo vuelvas a hacer, ¿entendido, Haruko? No escondas sus zapatos, difundas rumores para convertir a todos a su alrededor en enemigos, no vuelvas a hacer nada de eso, ¿de acuerdo? Te perdonaré ya que es la primera vez, pero si hay una segunda, tu Onii-chan no te perdonará de nuevo.

—…

Haruko dio un suspiro.

Era por esto. Su hermano estaba completamente ciego cuando se trata de esa mujer de pelo blanco. Se suponía que originalmente era inteligente, pero después de enamorarse se ha vuelto alguien problemático.

Así es, amor.

¡Qué palabra tan terrible!

De todas las cosas, Yuuki Onii-sama tuvo que enamorarse de una mujer de pelo blanco de dudoso origen. ¿Adónde llegó a parar el mundo? Solo ese cálido sentimiento entre hermanos debería llamársele amor.

(Bueno, esto ya no se puede evitar. Onii-sama es demasiado laxo para estas cosas.)

Ya que Haruko no le había contado todo.

No le comentó a su hermano qué clase de organización era la organización de Tsukumo realmente, tampoco podía decirle que era un grupo en el que nunca debías estar involucrado. En lugar de tratar de explicarle eso, el nombre de la organización no volvió a ser mencionado desde aquel día. Como si de una palabra maldita se tratara.

—Entonces, Haruko. —Tomando una bocanada de aire, Yuuki le mostró una sonrisa—. ¿Me acompañas por un rato?

—… Sí.

Haruko se levantó, exhalando un susurro. Al igual que Yuuki, ella vestía un dōgi.

Comenzaron a entrenar juntos.

Realizaban movimientos lentos y constantes. Las artes marciales japonesas y las artes marciales chinas, dos tipos diferentes de artes marciales fluyeron juntas. Más que artes marciales, parecía una pareja de bailarines, sin un atisbo o fragmento de la llamatividad de las artes marciales normales.

—Haruko.

—¿Sí?

—Parece que has mejorado en este poco tiempo que no te vi.

—Lo mismo digo, Onii-sama. Tus movimientos siguen igual de irrazonables y temerarios que siempre.

Su hermano mayor era directo. A diferencia de Haruko, que aprendió de un maestro experto, Yuuki era autodidacta. No tuvo más remedio que hacerlo. Las cualidades innatas con las que nació Yuuki no coincidían con ninguna escuela o teoría existente, y muchos profesores se dieron por vencidos con él. «Debes caminar por tu propio camino», «no hay otro camino», «no tengo nada que enseñarte», dirían ellos.

(El problema era que él es demasiado fuerte.)

Aunque, por eso mismo, se ella sentía un poco aliviada. Incluso si la organización Tsukumo jugaba su mano en contra de su hermano y enviara 5 o 10 personas, no habría ningún problema. Si solo es hasta ese nivel, el problema se resolverá fácilmente. Si apuntaran a su vida, entonces eso sería aún mejor. Ya que él no necesitaría contenerse en ese momento.

En otras palabras, la fuerza de Kirishima Yuuki era ese tipo de fuerza.

Verdaderamente, era un talento de lo más raro. Si tuviese que decirse, era como si él se hubiera saltado pasos dentro del proceso de evolución. O, tal vez, estaba fuera de la lógica humana…

—Mira quién lo dice. —Entre risas, Yuuki le apuntó con el dedo—. Has estado teniendo más enfrentamientos últimamente, llegando al punto que un adulto tendría un rato difícil contigo. ¿Sigues siendo una estudiante de primaria?

—No es nada raro —alardeó Haruko—. La encantadora hermanita de Onii-sama puede hacer cualquier cosa.

—… No entendiste, ¿verdad?

Tras terminar la práctica, ambos dieron una reverencia.

—De todos modos —Limpiándose el sudor, su hermano mostró una sonrisa amarga—. Estaría bien si pudieras pasarlo por alto esta vez.

—En otras palabras… —El tono de Haruko se tornó siniestro—. ¿No piensas dejar de involucrarte con esa mujer de pelo blanco?

—Sí, bueno… —Yuuki se rascó la cabeza—. Haz estado diciéndome que parara. Sé que tienes tus razones para hacerlo. Pero, esta vez no puedo, ¿está bien?

—Cuando pasó con Koiwai-san, Onii-sama también dijo lo mismo.

—Koiwai-san resultó no ser una persona peligrosa, ¿verdad? ¿No fueron esas tus palabras? ¿Que habías investigado y que no encontraste nada sospechoso?

—Eso es verdad, pero… —Haruko apretó los labios.

Yuuki siguió presionando—: Siento que ahora no puedo echarme para atrás. De alguna manera, tengo ese extraño sentimiento. No sé por qué me siento así, pero quiero quedarme al lado de Kanaruzawa Sekai. No quiero dejar que ande por sí sola.

—… Onii-sama.

—¿Hmm?

—¿En serio estás tan interesado en esa mujer de pelo blanco? De alguna manera, pareciera como si en cualquier momento fueras a proponerle matrimonio.

—Nono. Para nada. No hay manera, te lo aseguro.

—Bueno, cuanto menos, no es erróneo decir que te preocupas muuuuucho por ella.

—Sí. Admitiré eso.

—… ~Uuuuuuuu~.

—No te enojes.

—No, estoy enojada. Trato tan bien a Onii-sama. Incluso escucho todo lo que dices. Hasta para algo como esta práctica, yo te acompaño sin dar quejas. Y aun así…

Con ojos llorosos, su hermana pequeña levantó las cejas, provocándole una expresión de preocupación a Yuuki—. Está bien, lo entiendo. Te daré un premio.

—¿Un premio?

—Solo por hoy haré todo lo que Haruko me pida. Es un Día Super Especial de los Mimos. ¿Y?, ¿qué tal suena eso? ¿Te parece bien?

—Día Super Especial de los Mimos… —Los ojos de Haruko recuperaron brillantez—. ¿En serio?

—En serio.

—¿Harás lo que sea?

—Lo que sea.

—¿Me acariciarás la cabeza?

—Por supuesto.

—¿Me abrazarás con fuerza?

—Eso es fácil.

—¿Me alimentarás cuando estemos comiendo?

—Si Haruko lo quiere.

—¿Hasta te darías un baño conmigo?

—Lo consideraría positivamente, creo yo.

—¿Dormirías conmigo en la misma cama?

—Eso iba a preguntarte, de hecho.

—¿Te casarías conmigo?

—No puedo hacer eso.

Fue una respuesta inmediata. Haruko hinchó las mejillas. Sin embargo, no pudo ocultar que su humor había mejorado.

—Déjame seguir dependiendo de ti, por favor —dijo Yuuki mientras bajaba la cabeza—. Solo puedo confiar en ti en momentos como este. Perdóname por ser un hermano tan egoísta, pero espero poder continuar pidiéndote ayuda en el futuro.

—… Supongo que no se puede evitar. —Haruko dio una sonrisa amarga. Siguiendo la corriente, ella probablemente no iba a decir que no—. Hasta ahora, y también en el futuro, Haruko siempre será la Haruko de Onii-sama. Por eso mismo, siéntete libre de preguntarme lo que sea, ¿está bien? Escucharé todo. Por el bien de Onii-sama, dedicaré todo lo que pueda a ello.

Se dio un palmazo en el pecho, con buena fe.

 

… Así es.

Ella no se lo explicó.

En su investigación de los alrededores de Kanaruzawa Sekai, cinco personas ya habían desaparecido. Su hermano aún no tocaba la organización Tsukumo, pero Haruko ya lo había hecho.

(Válgame. Es todo un dolor de cabeza…)

Con el ceño fruncido, la estudiante de sexto año de primaria exhaló un suspiro. ¿Qué distancia ella debería recorrer, ahora había pisado una mina accidentalmente? Kirishima Haruko seguía indecisa al respecto.

 

 

Al otro lado de las cosas, estaba Yuuki. Él, como siempre, no podía quedarse quieto y observar las cosas desde un costado. Tenía sus sospechas por el comportamiento de su hermana pequeña y, por supuesto, pensaba en posibles contramedidas. Pero era el límite de lo que podía hacer para contenerlo.

(Me pregunto qué pasó con mi propuesta de matrimonio…)

Aquel día en la enfermería. Esa fue la última vez que Kanaruzawa Sekai fue a la escuela.

Le pidió la mano en matrimonio. Para Yuuki, había sido bastante natural, pero si fuese cualquier otra persona lo verían como algo antinatural. Fue como si esas palabras se le hubieran escapado por casualidad. «Kanaruzawa Sekai. Por favor, cásate conmigo

(Cielos… Supongo que eso fue un poco…)

Fue algo que le costó muchas agallas a Yuuki, pero de igual modo terminó soltando una risa seca. ¿Por qué dijo algo así?

(Si pienso hacerlo, debería hacerlo mejor. Sin haber recibido un sí, o siquiera haber tomado los pasos adecuados, es claro que no está bien. En serio, vaya fallo que cometí.)

Si su hermana pequeña se enterara esto, de seguro se avergonzaría de él. Sin embargo, el hecho de que diera una propuesta de matrimonio no era algo de lo que él se arrepintiera.

Quiero decir, ¿no es así como es? Él pensaría algo como eso.

Ser tan hermosa con semejante bello estilo, despertando los instintos protectores de alguien con su aura de animal pequeño, tener tanta confianza en sí misma pese a ser una llorona, y ser tan rica emocionalmente y mostrar tantas expresiones, ¿hay alguien ahí afuera que no se enamoraría de ella? Y, además, ella defendió a Yuuki. Proclamó audazmente que no perdonaría a nadie que insultara a su amigo. Hizo todo eso, a pesar de que ella misma estaba en una peor posición que Yuuki.

¿Había una persona mejor a la que pedirle la mano en matrimonio? No la hay en la Tierra, por supuesto, pero aún si buscaras en lo más recóndito del universo, tampoco la encontrarías.

Ciertamente. No se arrepentía de haberle propuesto matrimonio.

Inequívocamente, así es como se sentía.

 

 

—Váyase, por favor.

Esa sirvienta también fue contundente ese día.

Era el último día de agosto. La entrada a la casa de Kanaruzawa Sekai era calcinada bajo el sol que no conocía misericordia. Hacía un calor de locos.

—No importa cuántas ocasiones venga, será lo mismo. No tengo intención de dejarle reunirse con mi señora.

—Por favor, sé más comprensiva. No he podido verla desde julio.

—Son vacaciones de verano. ¿No es normal que no se encuentre cara a cara con otra compañera?

—Nono. Ya tenemos una relación bastante cercana, así que ¿podrías abrirme, por favor?

—Váyase, por favor.

—Oh, vamos, no digas eso.

Hoy la conversación siguió de la misma manera que siempre. Igual que ayer, el día anterior, y el día a ese último. Podría considerarse una rutina diaria de ambos.

—Probablemente lo he dicho ya más de cien veces. —La sirvienta, con su sonrisa intacta, se repitió—: Como usted ya sabe, mi señora no es exactamente la persona más saludable. Tanto en cuerpo como en corazón.

—Sí, lo sé. Eso ya lo sabía.

—Además, su personalidad es bastante tímida.

—Claro. Eso también lo sé, por supuesto.

—Y, aun así, usted, sin siquiera pensarlo, en un repentino arrebato, sin preparación alguna, y sin que nada lo condujera a ello, decidió descaradamente proponérsele.

—Ah, bueno… Perdón por eso. Eso también fue… Sí.

—En otras palabras, todo es su culpa.

—Es tal como dices.

—Por eso mismo, váyase, por favor.

—Por favor.

Las cigarras seguían coreando. Los mosquitos chupaban de sus dos brazos. El sudor seguía saliéndole a cántaros, y el viento no ayudaba ni un poco.

—¿Cómo puedo hacerle entender? —Chiyo sonrió ligeramente mientras ladeaba la cabeza. Con la ropa de sirvienta con falda y mangas largas, uno esperaría que tuviera bastante calor, mas su cara no presentaba ni una sola gota de sudor—. Cada vez. Cada vez que intento hacer esto, lo hago lo más amablemente posible cuando tengo que saludarlo en la puerta. Sin embargo, cada día, sin ningún cambio, usted vuelve una y otra vez.

—Bueno, sí. Perdón por eso.

—¿Será posible que mis palabras no logran ser comprendidas?

—No, son más que comprendidas. Pero, aun así, si tan solo pudieras ayudarme con…

—Discúlpeme, pero no puedo.

—Pero si continúo viniendo, puede que algo cambie. Quizá.

—Estará atascado repitiendo esto otra vez.

—Eso es cierto. Pero cuando se está atascado en un bucle, ¿por qué no intentar cambiar la realidad? Y bueno, pensé darle el intento.

—…

Chiyo se quedó en silencio. Su sonrisa permaneció igual. Yuuki también guardó silencio, con una falsa sonrisa en la cara. Las cigarras cantaban. Los mosquitos le asaltaron el cuello.

—Normalmente —dijo Yuuki al abrir la boca nuevamente—, ya habrías dejado de hablarme y me habrías echado.

—Sí, tiene razón. Sería igual que hacer regates con un balón de fútbol.

—Es más, eres bastante fuerte, Chiyo-san. Y no lo digo solo en términos de defensa propia.

—Nono. Eso no puede ser verdad.

—Nono. Lo sé con solo mirarlo. Y me gustaría señalar que soy un buen juez para algo así.

—Nono. Usted probablemente tiene malos ojos.

—Bueno, dejando eso de lado —Yuuki desistió de su sonrisa falsa—, ¿por qué no me echaste sin decir una palabra? Puede que ya estés casi dispuesta a permitirme reunirme con ella. Tengo algo de esperanzas en ello.

—Solo sentí que esto ya se volvió bastante molesto. —La sonrisa de Chiyo seguía firme—. Estaba pensando que podríamos arreglar las cosas aquí. En otras palabras, pensé que podría hacer algo más que regatearlo como una pelota de fútbol. Sí, si le rompo algunos huesos aquí y allá, tengo la ligera expectativa de que se mantendrá alejado por un tiempo.

—Nono, e…

En un instante, la sonrisa de la sirvienta desapareció. Al mismo tiempo, el cuerpo de Yuuki fue mandado a volar. Cinco metros. No, diez metros. Zuzazaza, gorón, gorón, salió volando por la puerta y rodó hacia la calle antes de chocar con la pared de la casa de enfrente.

—… Eso dolió.

Habiéndose encontrado con el suelo, Yuuki gimió antes de darse la vuelta y obligarse a erguirse.

Inmediatamente después, una ráfaga de viento llegó de golpe y una pierna dirigió una patada hacia donde estaba Yuuki. Mocasines negros, medias blancas y una pierna delgada aparecieron mientras cortaban el aire.

—¡Espera, espera! —gritó Yuuki. Poniéndose a una buena distancia entre sí, levantó ambas manos—. Detengámonos, en serio. No hay sentido para esto.

—…

La ligera sonrisa de Chiyo permaneció estática mientras continuaba observándolo.

—¿Logró evadir eso? No me contuve mucho.

Ella se le acercó unos pasos, Yuuki retrocedió el mismo número de pasos.

En algún momento, las cigarras dejaron de cantar. No había nadie más en las calles.

—Yuuki-sama. ¿Qué es usted?

—Aún si me preguntas qué soy…

—Usted no es normal. Anormal. Casi me atrevería a decir que no es humano.

—No, soy un humano normal.

—Si usted fuera un humano normal, entonces habría muerto con la primera patada. Y, sin embargo, aún está vivo.

—Nonono.

Retrocediendo, Yuuki empezó a sentir sudor frío bajándole por la espalda. No entendía lo que estaba pasando. Que Chiyo atacara tan bruscamente, eso estaba más allá de los límites de su imaginación. Aun cuando dijo que tenía la intención de romperle uno o dos huesos, estaba completamente decidida a matarlo.

—A mi modo de ver… —Chiyo fue cerrando el espacio entre ellos. Mientras se acercaba, ella siguió hablando—: Usted es bastante irregular, creo yo. Hay demasiados puntos que no entiendo.

—Aún si dices eso…

—No es más que una persona que por casualidad estaba en la misma escuela a la que mi señora se transfirió. Usted no solo se acercó a ella, quien tiene una terrible capacidad de comunicación, sino que en muy poco tiempo terminó proponiéndole matrimonio. Casualmente evadió mi patada que traía la fuerza suficiente para matar. Es imposible que todo esto se pueda resumir en una mera coincidencia.

Fuese o no una coincidencia, Yuuki sintió que tenía buena suerte. Fue capaz de dar un brinco hacia atrás tras tomar una decisión en fracciones de segundo, absorbiendo parte del impulso y el choque, no obstante, seguía teniendo escalofríos por el ataque. Fue una patada que no solo causaría lesiones a su órgano, sino que también lo atravesaría hasta la espalda.

Sin embargo, aún estaba con vida. A duras penas.

No sería equívoco llamarlo irregular, pero…

¡Biou!

Otra ráfaga de viento llegó de golpe.

Y entonces, un embiste.

Agitando su falda, Chiyo lanzó otra patada, un codazo y luego un rodillazo. Se sentía como si solo ser tocado por alguno le rompería el cuello, así que Yuuki esquivó cada golpe por un estrecho margen de papel. Esta vez, no fue un ataque sorpresa y también se había distanciado adecuadamente, pero seguía siendo una serie de ataques.

Él estaba muy agradecido con su hermana. Había estado todo un mes practicando con ella. Si no fuese por eso, ya habría hecho un largo viaje a la otra vida.

(¡Dame un respiro!) No contaba con el tiempo para vociferarse, así que gritó en su corazón, (¡Todo lo que quería era verla!)

Patada.

Apuñalada.

Palmazo.

Gancho.

Patada.

Patada.

Patada.

Codazo, rodillazo, patada, apuñalada, patada, palmazo. Patada, gancho, patada, apuñalada, codazo, rodillazo, patada, patada, codazo, rodillazo, patada, apuñalada, palmazo, patada, gancho, patada, apuñalada, gancho, patada, apuñada, codazo, rodillazo, gancho, patada, apuñalada, codazo, rodillazo, apuñalada, patada, gancho, patada, apuñalada, codazo, apuñalada, palmazo, patada, gancho, patada, gancho, patada, apuñalada, codazo, apuñalada, palmazo.

… No debería haber pasado mucho tiempo.

Pero, para Yuuki, parecía casi interminable.

Una y otra vez, intercambiaron golpes y continuaron su contienda hasta que, finalmente, los movimientos de la sirvienta demonio se detuvieron.

—… Y con esto, se acabó —le exclamó mientras cerraba la brecha entre ellos. Su sonrisa no había cambiado nada y su respiración se mostraba inalterada—. Incluso con todos esos ataques, fui incapaz de conectar un solo golpe. Realmente lo menosprecié.

—Gra…cias —respondió Yuuki mientras se sostenía de una rodilla y jadeaba en busca de aire. El otro lado era el que había izado la bandera blanca, pero él no sentía como si hubiera ganado en absoluto.

De hecho y en realidad, todo estaba en el sentido opuesto: mirando a su alrededor, las paredes y el asfalto parecían haber sido objeto de bombardeos, lo que le dio otro gran escalofrío. Parecía una región completamente fuera de este mundo. Además, ¿quién iba a pagar por todo esto?

—Sigo vivo, pero vaya milagro que es. Vaya que sí —dijo mientras desesperadamente ajustaba su respiración—. ¿Y bien? ¿Se puede decir que pasé la prueba?

—¿A qué se refiere con prueba?

—Tuve cierta sensación. —Yuuki frunció el ceño mientras reía—. ¿Esto no es ese tipo de patrón? Después de luchar por sus vidas, van y dicen: «Nada mal», «lo mismo digo», y se reconcilian. O algo así.

—¿Era eso lo que tenía pensado?

—Pues, sí.

—¿Por eso no contraatacó?

—Así es.

—Eso es bastante ingenuo. Ni siquiera sé cómo expresar mi sorpresa.

—Pero…, quiero decir, esa es la verdad, ¿cierto, Chiyo-san? No creo que esté mal la forma en que lo pensé.

—¿Qué le hace creer eso?

—Es porque nos reunimos cada día. —Bajando la guardia, Yuuki se le acercó—. Tú misma has dicho que he venido cada día sin descanso. Pero ¿eso no aplicaría también a ti, Chiyo-san? Vienes a verme cada día sin descanso.

—…

—Si no vinieras o hablaras conmigo cada día, yo no habría venido cada día. Habría pensado en otra manera. Pero no fue así. Por eso pensé que debía haber otro propósito.

—…

—De todos modos, ¿pasé? ¿Tengo el valor suficiente para que me permitan pasar por la puerta?

—Usted… —Entre risas, Chiyo confesó—: Esa parte suya es algo que realmente no me gusta.

—Pero ¿me reconocerás?

—Fumu. —Se tomó un respiro. Entonces, después de parecer pensar detenidamente sobre algo, Chiyo dijo—: Puede proceder, aunque estoy en contra. Pero se puede evitar, debo reconocer que tiene el valor suficiente para poder meter más la cabeza en las circunstancias de mi señora.

—Gracias.

—Pero, es solo un reconocimiento temporal. Si usted baja su propio valor de cualquier manera, yo, sin dudarlo, tomaré su cabeza. Por favor, no se contenga en ese momento. No se preocupe, me aseguraré de hacerle una tumba por lo menos.

Ella sonrió. Una sonrisa perfecta que te daría escalofríos en la columna vertebral, pero Yuuki ya estaba muy acostumbrado a ello. No podía seguir sintiéndose intimidado por eso. Así que hizo un modesto intento de contraataque.

—Eso realmente no te queda bien, Chiyo-san.

—¿A qué se refiere con eso?

—Ese carácter de villano, de maldad. Es muy difícil para ti mantenerlo, ¿no es verdad? Quiero decir, eres una buena persona.

—…

Los ojos de la sirvienta se abrieron de par en par por un momento.

Luego, frunció el ceño.

Te atrapé, pensó Yuuki mientras reía en sus adentros. Había probado lanzando algo —en realidad tenía sus dudas respecto a hacer esto—, pero parece que dio justo en el blanco. Finalmente pudo recuperar un punto.

Era de lo más extraño, pensándolo de este modo, la sonrisa de sirvienta que siempre pondría ahora parecía tierna. También tenía muchas circunstancias propias. Un sentimiento de madurez que no se ajustaba a su apariencia de veinteañera, inusualmente hábil y viviendo sola con su señora; él no se atrevió a preguntar, pero probablemente hubo muchas dificultades.

—Dejaré pasar ese último comentario. —Por esos pocos segundos había mostrado debilidad. Después de inmediatamente recuperar su sonrisa perfecta, Chiyo le instó—: Hablar parados no es bueno, así que, primero lo primero, venga conmigo por aquí. Le serviré una taza de té a la persona que he reconocido. ¿Le parece bien un poco de earl grey?

—Vaya, gracias. Eso estaría bien. —Yuuki también volvió a sonreír. Era una sonrisa sincera.

En cualquier caso, finalmente ha podido conseguir que la sirvienta de hierro se pusiera nerviosa por un momento. Era como si finalmente hubiera conseguido que un inquieto gato callejero se subiera a su regazo. Parece que mereció la pena no huir de todas esas situaciones peligrosas.

Y, además, finalmente podrá verla.

Kanaruzawa Sekai. La persona a la que se propuso, por la cual la decisión seguía suspendida. Con esto, él finalmente podría escuchar la respuesta…

—A propósito, Yuuki-sama. —Mientras estaba en medio de abrir la puerta, Chiyo se volvió para enfrentarlo—. Antes de empezar a hablar, me gustaría decir algo primero.

—Claro, adelante. Di lo que quieras. —Hinchando el pecho, Yuuki asintió. (Con solo mirarla, entiendo que tiene muchas circunstancias. Pero, pese a esas circunstancias, me atreví a proponerle matrimonio. A estas alturas ya nada podría sorprenderme.)

—Perfecto. —Chiyo le devolvió el asentimiento con una sonrisa—. Como se esperaba de Yuuki-sama. Si es alguien como usted, puedo sentirme aliviada y dejar a mi señora en sus manos.

—Venga… ¿Y? ¿Qué quería decirme? —preguntó Yuuki.

Ella, entonces, hizo la sonrisa más perfecta del día y dijo—: Pues verá, mi señora en realidad es una diosa.

—… ¿Qué?

En ese momento, Kirishima Yuuki, de diecisiete años, acababa de perder un punto.

 

 

Notas:

0– Se pronuncia como «dou/gui». También se le dice “Keikogi”, y es un término que, en el contexto de las artes marciales modernas de Japón, se usa para describir el atuendo que se emplea durante las clases de dicho deporte.


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tricar0
tricar0
hace 5 años

Y donde estan los capitulos de 1 al 8 del Vol 3?

tricar0
tricar0
Respondiendo a  Absolute
hace 5 años

mmmmm no se no he leido el cap :V solo me quede en la mitad del segundo libro :V solo que me parecio radical ese salto de 8 cap en mis marcadores y yo como que: “de que me perdi” XD

tricar0
tricar0
Respondiendo a  Absolute
hace 5 años

okas okas :V Quiero mas de Hail the King T_T con quien me quejo?

tricar0
tricar0
Respondiendo a  Absolute
hace 5 años

Y parallel?

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