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Monrabu — Volumen 3, Capítulo 11

Perdón por la tardanza xd

El siguiente debería terminarlo para enero, es cortito.


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Ya en diciembre.

—¿Qué tal, Kanaruzawa?

—Ah. Buenos días, Sekai-chan.

Al momento en que se abrió la puerta, se oyeron voces provenientes de todas direcciones. Era la clase A de tercer año. Kanaruzawa Sekai recibió una gran cantidad de saludos, y respondió con una cara sonriente.

—Ah. Buenos días. Buenos días. —Poco a poco, ella respondió individualmente a cada uno de los saludos. Sin embargo, a mitad de eso, sus ojos se pusieron un poco húmedos por las lágrimas—. Uuu… Gracias a todos. Y-yo nunca esperé que alguien me hablase así…

—Eh. Ahí está. La personalidad fácilmente impresionable de Kanaruzawa.

—De alguna manera, siento que sin esto el día no ha empezado realmente.

—Bueno, ella incluso es tierna al llorar, así que está bien.

Wai, wai. Gaya, gaya.

Kya, kya. Ufufu.

Sus compañeros de clase se le habían vuelto más cercanos y ahora estaban rodeándola, charlando alegremente alrededor de la muchacha de pelo plateado. No fue un sueño. Era una escena que estaba bien fundamentada en la realidad.

—Ahora está completamente integrada. —Koiwai mostró sonrisa mientras se acercaba a donde Yuuki se encontraba relajado—. Hubo un punto en el que me preocupaba qué podría pasar. En serio, qué alivio.

—Sí. Vaya que sí.

Mientras asentía repetidamente, los ojos de Yuuki se encontraron con la figura de Sekai teniendo agradables conversaciones con sus compañeros de clase. Completamente normal. Era como si fuera totalmente natural. Pero, por supuesto, no fue natural. Fue algo que logró nada menos que el propio esfuerzo de Kanaruzawa Sekai.

—El semestre comenzó apenas terminaron las vacaciones de verano. Kanaruzawa-san sí que cambió —declaró Kurumi.

Y cierto es, ella cambio. Ese día, durante el verano, cuando ella aceptó la propuesta de Yuuki. Kanaruzawa Sekai había cambiado notoriamente para cualquiera que la observase desde un costado. Incluso estaba bien decir que ella se había transformado.

—Ella casi parece una persona diferente —admitió Yuuki—. Desde esta primavera, tenía pensado vigilarla lo más de cerca posible, pero nunca imaginé que ella de pronto adoptaría una personalidad tan brillante.

—Sólo su forma de hablar sigue igual antes. —Kurumi concordó con él—. Ya dejó de lado la peluca y el sombrero. Ahora mírala toda atrevida mostrando su pelo.

—Síp.

—Con todas sus heridas y enfermedades ya curadas, ahora está super enérgica. Y hasta participa en las clases de educación física.

—Sí. Sorpresivamente, no es mala en atletismo.

—Y le gusta contar chistes.

—Sí. Es un poco traviesa.

—Pero… tiene mal los sentidos.

—Sí. Esa faceta suya no ha cambiado.

—Si te poner a pensarlo, eso no fue hace mucho. Aunque a estas alturas parece algo que pasaba hace mucho tiempo atrás —dijo Kurumi quejándose de lo rápido que fluía el tiempo—. Se volvió capaz de reír. A ella realmente parece encantarle sonreír y reír.

—Sí. Su sonrisa es bastante bonita también.

—… Eso debo admitirlo. De alguna manera, ¿no te parece que has estado hablando muy bien de ella?

—No, no. Para nada. —Yuuki se echó a reír.

Por supuesto, no se mencionó nada sobre la propuesta de matrimonio a nadie más en la clase. Y, sin lugar a duda, tampoco las diversas circunstancias de Kanaruzawa Sekai. Puede que llegue el momento en que todo sea revelado, pero, de momento, aún no era hora.

—A propósito, Yuuki-kun.

—¿Dime?

—Esos cambios en Kanaruzawa… ¿Quién crees que fue la razón de todo eso?

—No sé. Yo también me pregunto lo mismo.

—¿Qué pasó antes y después de las vacaciones de verano? ¿Quiénes y qué le hicieron a ella?

—Fumu. No sé… Es todo un misterio.

Kurumi se le quedó viendo—. ¿Están saliendo? Tú y Kanaruzawa, digo.

—Sin comentarios.

—Pero… ¿eso no es lo mismo que un «sí»?

—Sin comentarios.

—Venga ya, ¡confiesa!

—Sin comen…

—¡Yuuki!

Apareció un salvavidas.

Sekai agitó la mano desde el anillo de compañeros de clase congregándose. Mientras sentía la mirada de Kurumi por la nuca, Yuuki se apresuró a donde estaba su novia.

Es verdad.

Ahora se le consideraba una persona aceptada. Junto con la aceptación de Sekai, los malentendidos contra Yuuki cesaron, y con ello consiguió una posición normal dentro del aula. Una vez que aprovechó la oportunidad, fue como si un cielo azul se extendiera ante él después de un tifón.

La razón por la que se le dio una oportunidad era más que obvia. Fue por esa vez que Sekai dio cara por Yuuki, y expresó sus sentimientos hacia la clase. De no ser por eso, esto jamás habría sucedido.

Además de eso, también había otras razones. Puede que Chiyo haya hecho algo entre bastidores. También pudo ser debido a que Haruko quitó las manos del caso. Y otras cosas por el estilo.

En cualquier caso, hay algo que sí se puede decir. La felicidad finalmente había llegado.

Había caído por fin en sus manos. Eso que jamás se había logrado, por mucho que lo anhelara, finalmente lo había…

—¿Yuuki? —saltó una voz. Al volverse, se encontró a Sekai, confusa—. ¿Qué pasa? Tienes una expresión rara.

—… Ah, ¿sí? ¿Estaba haciendo una cara rara?

—Sí. Era como si hubieras encontrado un trozo de sal dentro de un cigarrillo de chocolate.

—¿De qué hablas? —Yuuki soltó una carcajada.

No obstante, parecía que su expresión era realmente extraña.

Sekai continuó mirando fijamente a Yuuki antes de arrastrarlo hacia una ventana, dónde ella se cruzó de brazos: le indicaba que él debía hablar con ella.

Yuuki titubeó un momento, y entonces se resolvió—. Bueno… ¿Cómo decirlo? … Tengo una rara sensación.

—¿Una rara sensación?

—No sabría cómo explicarlo bien, pero siento que he visto esto antes, o tal vez lo he pensado con anterioridad. La situación actual, quiero decir. Y eso me hace sentir mal, o algo así.

—Fumu. —Sekai ladeó la cabeza—. En otras palabras, algo como un déjà vu.

—¿Tú crees? Bueno, supongo que lo es. Pero también me parece que es un poco distinto a eso.

—Qué indeciso eres.

—Por eso dije que no sabía cómo expresarlo.

—Ya veo. —Sekai le sonrió, mostrando sus dientes blancos—. Qué alivio. Parece que no tengo que preocuparme.

—¿En serio? Bueno, supongo que sí.

—Todo el mundo lo ha experimentado alguna vez. Incluso yo lo he hecho en algún momento.

—¿¡Eh!?

—Por ejemplo, a veces creo rememorar cosas que realmente no recuerdo haber vivido. Algo de hace mucho tiempo; podría llamársele una vida pasada, ¿supongo? A veces veo escenas como esa.

—Supongo que, a fin de cuentas —dijo en voz baja—, eres una diosa. Es bastante probable que haya cosas por el estilo.

—… Bueno, para ser franca —Sekai sonrió, mostrándose incómoda—, mentiría si dijera que no me sentía ansiosa. Más bien, estoy ansiosa por muchas cosas todos los días. Y, en definitiva, no son pocas las noches de insomnio que he tenido.

—¿Por ello la ansiedad? ¿Por recuerdos que no quieres recordar?

—Está eso, pero tal no es caso últimamente.

—Entonces ¿qué te pone ansiosa?

—Soy muy feliz —murmuró Sekai, mostrando una cara tímida—. No estoy acostumbrada a ser feliz. Hasta hace poco, he vivido básicamente sola. Duramente mucho tiempo. Por lo que, cuando se me da la vida que tengo ahora, me siento ansiosa.

Con una sonrisa, Sekai bajó la mirada. Pateó una de las patas del escritorio.

Faltaba poco antes de que comenzara la clase. Los ruidos del aula parecían muy lejanos.

—He podido venir a la escuela todos los días, todos en la clase me han aceptado, puedo tomar desvíos en el camino de regreso de la escuela, incluso puedo comprar y comer helado. Poco antes de todo esto, ni habría podido imaginar una vida así.

—…

—Además, tú me aprecias. Me hace muy feliz. Ahora incluso no puedo creerlo, pero sigo siendo feliz. Lo suficientemente feliz como para morir…

—Aún es muy temprano para que mueras. —Yuuki soltó una risa. Esta vez, él creyó no estar mostrando una cara extraña. Y eso es porque había podido decir lo que realmente pensaba desde lo más profundo de su corazón—. Estás ansiosa porque, en el largo tiempo que has vivido, esto ha sido lo más feliz que alguna vez fuiste, ¿no es verdad? Pero ya ha pasado medio año desde que alcanzaste esa felicidad, ¿sabes? Por eso mismo creo que durará un tiempo. Si ese no fuera el caso, entonces no tendría sentido, ¿verdad?

—¿De… veras? ¿En verdad crees eso?

—No te preocupes. El mundo está hecho de esa manera. Cualquiera que haya trabajado muy duro terminará recibiendo mucha felicidad. Además, ¿no eres una diosa? ¿No eres la existencia más elevada de este mundo? Si ese es el caso, deberías ser capaz de vivir mejor que nadie. No cabe duda.

—… Fumu.

—Más bien, eso es lo que haré.

Como fue de esperare, era bastante embarazoso.

Mientras se rascaba la cabeza, echó un ojo por la ventana. Ya era fin de año. El cielo estaba cubierto de una fina capa de nubes. No había viento, pero el aire era agudo y frío.

—Eso es lo que haré. Seguiré pensando en tu felicidad hasta el día de mi muerte. Te lo prometo. Si no, bien no podría llamarme hombre. Y tampoco habría habido significado alguno en pedirte la mano.

—Vaya. ¿Es así, entonces?

—¿¡…!?

Yuuki entró en pánico, y se volvió.

La persona que contestó no fue Sekai.

Koiwai Kurumi apareció de pronto con una gran sonrisa en la cara. Detrás suyo, otros diez compañeros de clase se hallaban en fila.

—¿Saben? —Representando a la banda de estudiantes, Kurumi hizo una pose intimidante—. Si van a susurrar, deberían esforzase más en hacerlo realmente, ¿saben? Todos pudimos oírlo todo, alto y claro. Fingir oído sordo tiene su límite, ¿no creen ustedes?

—Ah… Sí… Bueno…

—Además, escuchamos algunas palabras que no podemos ignorar. Nos gustaría escuchar más detalles al respecto.

—Sí. Bueno… eh… —Yuuki intentó vanamente evadir las palabras.

Sekai entró en pánico, y se escondió tras la espalda de Yuuki.

Kurumi entrecerró los ojos instantáneamente— Yuuki-kun.

—¿Sí?

—De algún modo, es bastante irritante.

—No, bueno… Aún si me dices eso…

La muchacha entrecerró los ojos aún más—. Pues vale, álcenlo. Ahora mismo.

—No, esperen. ¿Por qué llegamos a esto?

—Quiero decir, estoy molesta. Molesta, pero es algo que hay que celebrar. Aparte de eso, tal vez estaría dándole una lección y una humillación publica a cierta persona.

—Estoy bien con sólo el sentimiento. Gracias.

—Bien. ¡Chicos, ayúdenme!

—¿Eh? Esperen, ¡alto!

Sus protestas fueron desestimadas. Sus compañeros se apresuraron a abalanzarse hacia él, y Yuuki, sin poder defenderse, fue arrastrado por los pies.

—¡Hurra!

Fue arrojado por los aires al unísono que empezaron los gritos. ¹

¡Hurra!

¡Hurra!

¡Hurra!

¡Hurra!

¡Hurra!

Después de la sexta, el conglomerado se movió a los pasillos. Ellos, por supuesto, continuaron gritando aun estando allí. Los de las otras dos clases de al lado estaban todos con los ojos abiertos—. ¿¡Qué pasa con toda esa emoción!? —Mientras tanto, las protestas de Yuuki no pudieron ser atendidas, dado que Sekai sólo pudo quedarse viendo y entrar en pánico con una febril agitación.

Esta dura forma de celebrar continuó hasta justo antes del comienzo del primer período de clases.

 

 

—Qué horrible experiencia…

Iban de camino a casa, ese mismo día.

—Todos son terribles —exclamó Yuuki, quejándose mientras caminaba por la acera—. Fue una completa humillación pública. Fue lo más vergonzoso que me ha pasado en toda mi vida.

Él siguió soltando quejas con el ceño fruncido. Incluso Sekai diciéndole, «Venga, ¿no está bien?», no fue suficiente para calmarlo.

—No está nada bien en absoluto. El hecho de que Koiwai-san fuera la persona que dirigiera a todos e instigara todo el asunto no está bien. Probablemente pensó que todo el asunto sería divertido, y por eso reunió a los demás para ello. Y yo pensaba que ella era mi única aliada.

—No hay por qué alterarse tanto, Yuuki. —Por otro lado, Sekai se mostraba tranquila. En lugar de sentirse frustrada, parecía estar de buen humor—. Está bien que hagan algo así. Hacer eso es prueba de que nos reconocen como compañeros. Más bien, es algo que deberíamos acoger con satisfacción.

—Bueno, a ver… para ti, puede ser. No fuiste lanzada al aire públicamente, a fin de cuentas. Todo lo que hacías era entrar en pánico y tratar de escabullirte a un rincón.

—Perdón, perdón. Pero insisto, ¿no está bien? Me protegerás, ¿no? Hasta arriesgarías tu vida por mí.

—Eso es cierto, pero… —Yuuki se rascó la cabeza.

Sekai sonrió provocadoramente, y dijo—: Estoy agradecida contigo.

—Diré lo mismo una y otra vez —continuó Sekai—. Es gracias a ti que puedo disfrutar y vivir felizmente mis días. Gracias, de verdad.

—Vaya que lo dices mucho, ¿eh? —respondió Yuuki con una sonrisa torpe—. No necesito que siempre andes una y otra vez expresando tu gratitud. Estoy contento al respecto, pero realmente pienso que no hay tomárselo tan en serio.

—Para mí, eso que dices es…

—Para, para. Que te lo digo, está bien. Será un ciclo sin fin si empiezas de nuevo. —Continuó aún tras de interrumpirla—. Más bien, por mí, preferiría que fueses más lujosa.

—¿Fumu?

—Ser feliz incluso por pequeños detalles es, pienso yo, algo realmente importante. No obstante, quiero darte una vida en la que no necesites sentirte feliz o satisfecha con cada pequeña cosa. Ese es mi trabajo, creo. No, sé que en definitiva lo es.

—… —Sekai pestañeó. Entonces, ella mostró una sonrisa—. Eres amable.

—¿Sí? No veo que sea realmente el caso. Sólo hago lo que yo debo hacer.

—¿Ves? Esa parte de ti es amable.

—Jaja. ¿En verdad lo crees? —Yuuki frunció el ceño para ocultar su vergüenza. A su vez, cambió el tema de la conversación—: De momento, hagamos un viaje. Busquemos un lugar agradable al que ir.

—¿Un viaje? Eso suena bien. No tengo ni un solo recuerdo de haber estado en uno.

—Una vez que nos graduemos… hablando de eso, la graduación está cerca. Así pues, supongo que podemos hacer el llamado viaje de graduación. Deberíamos pensarlo mientras podamos. Cosas como adónde deberías ir, por ejemplo.

—Sí, sí. Estoy ansiosa ahora. El sólo pensarlo me emociona.

—Cuando llegue la primavera, no iré a la universidad, sino que ayudaré en casa: probablemente trabajando con mi hermana pequeña o algo así. Eso es lo que pretendo hacer, al menos. Una vez que eso suceda, mínimamente podré ser un poco independiente.

—Sí. Es muy admirable de tu parte.

—Y entonces, podemos alquilar una casa en algún lugar, y vivir juntos. También podemos hacer eso.

—Sí, sí. Esto realmente parece un montón de sueños cumpliéndose a la vez. Sería bueno si todo sale bien.

Sus pasos se tornaron en saltitos; estaba de muy buen humor. Sin embargo, Yuuki lo sabía. No estaba tan ansiosa como sus palabras lo hacían parecer. Y pues, claro, su respuesta fue la que él se esperaba.

—Aunque digas todo eso, Yuuki, no deseo nada más de lo que tengo ahora mismo. Quiero decir, hasta donde puedo imaginar, esto es lo más feliz que seré jamás.

—… Ya te dije, no tienes que conformarte con todas estas cosas pequeñas.

—Está bien. Estoy muy a gusto con lo que es ahora mismo —dijo Sekai, sonriendo

Esto puso fin a la conversación. Era una expresión de «Hablemos de otra cosa». Yuuki no siguió más allá de eso. No pudo.

—A propósito —Sekai tiró otro tema de conversación, ¿cómo está tu hermana? ¿Le va bien?

—Le está yendo bien. Bastante bien, como es usual.

—Y ella está en contra de que estemos juntos, ¿no es así?

—¿Se ve como alguien que daría su consentimiento?

—No, para nada. —Meneó la cabeza, e hizo una mueca de preocupación. Sin dejar de mostrarse preocupada, sonrió—. Bueno, si se conformara con eso, entonces realmente no se la puede llamar una buena persona. Todos los días me siento un poco nerviosa, venga o no a atacarme.

—Invadir la mansión de Kanaruzawa significaría una guerra directa con Chiyo-san, ¿no? No hay por qué tengas que estar tan nerviosa.

Aunque, tarde o temprano, llegará a ser el caso. Yuuki suspiró dentro de su corazón.

Por el momento, el comportamiento de Haruko era bastante tranquilo, sin señales de que se avecinase una tormenta. La situación —después de haber informado que la propuesta de matrimonio— estaba fuera del alcance de Yuuki, pero, ellos han regresado, por ahora, a su relación original de hermanos.

Sin embargo, era sólo algo temporal.

Como su hermano, conocía muy bien a su hermana pequeña.

(Tengo que resolver esto en algún momento…), pensó Yuuki con su preocupada sonrisa.

En cuanto al método que podía utilizar como solución, no se le ocurrió nada.

 

 

Al llegar a la mansión, encontraron a Chiyo esperándolos como de costumbre.

—Bienvenida a casa.

—Sí. He vuelto.

—Ah. Buen día. Hoy también me disculpo por las molestias.

Sekai pasó por la entrada, Yuuki la siguió, de lo que Chiyo no se quejó.

Regresar de la escuela e ir a la mansión Kanaruzawa para disfrutar de los bocadillos y el té preparado por la sirvienta competente se había vuelto en algo usual.

Yuuki creía que esto era lo que se podría catalogar como un sentimiento de despertar; el hecho de que hubiera llegado el día en que Chiyo permita este tipo de comportamientos. Los tiempos en que se le enfrentaría con ojos punzantes en el mismo lugar, en la misma entrada, ya se habían quedado atrás en el pasado.

—¿Cómo estuvo la escuela hoy, mi señora?

—Si. No hubo problemas. Fue muy agradable.

—Para mí no fue nada agradable…

—¿Tan malo fue que te lanzaran por los aires en público? No es como si lo hubieran hecho con malas intenciones.

—¿Lo arrojaron por los aires? ¿Cómo llegaron a eso, exactamente?

—Escucha esto, Chiyo. Es toda una obra maestra.

—No, para mí no fue ninguna obra maestra. Más bien, fue de lo peor…

Ya dentro del cálido salón, conversaron mientras disfrutaban de un pastel acompañado de un té Assam. Era una escena pintoresca de felicidad tranquila.

Yuuki se percató finalmente, que por fin lo había conseguido. Ahora, tendría que protegerlo. Habría de mantenerlo. No podía perderlo. Nunca más. Nunca.

(… Otra vez esta sensación). Entre intervalos de la conversación, Yuuki arrugó despreocupadamente las cejas. ¿Era esta la sensación de déjà vu, la leve impresión de incongruencia con el mundo? Ese sentimiento volvió a centellar dentro de su mente. (Tengo que lidiar con esto pronto.), se dijo.

Tuvo una premonición. No. Bien ya podría llamarse visión del futuro. Ese momento seguramente llegará. No estaba tan lejos en el futuro. Él debía dar un paso adelante. Un primer paso por esa razón.

—Pues bien. Si me disculpan, tengo que largarme un rato. —Sekai se levantó de su asiento.

Sin quisiera dudar, la sirvienta comentó en broma: ¿Es un número uno? ¿O un número dos? ²

—Tú… ¿Acaso quieres que te despida de nuevo? —Apuñalándola con la mirada, Sekai dejó el salón.

—Vaya que no es tan diferente de un humano normal —dijo Yuuki, luego de confirmar que la presencia de Sekai se había alejado—. En cierto punto me empecé a preguntar cómo iban a terminar las cosas. En el fondo, creo que realmente fue genial.

—Es gracias a usted, Yuuki-sama. Ha estado de maravilla. —Chiyo asintió, sonriéndole.

Afuera había un poco de brisa, y más allá de la ventana estaba nublado como de costumbre.

—Ahora bien. —Relajando un poco el cuello, se tomó un respiro. Entonces, fijó su mirada en Chiyo—. Creo que debería de asimilarlo.

—¿Qué quiere decir?

—Hablo sobre Kanaruzawa. ¿Me dejarías preguntar sobre ella?

—Si se trata de sus tres medidas, ¿por qué no se lo pregunta a ella? Estoy segura de que mi señora se pondría mucho más feliz si lo hiciera.

—¿Qué trabajo hace la diosa? —dijo, ignorándola ostensiblemente.

—Su trabajo es hacer lo que sea necesario para proteger al mundo. Ella es la que sostiene la forma de este mundo y mantiene seguras a las personas. Para eso estaba la diosa originalmente, a fin de cuentas.

—No hablo simplemente de la información básica. Estoy preguntando sobre lo que Kanaruzawa Sekai hace para cumplir con su labor. —Se llevó la taza de té a los labios. Hoy el té de Assam estaba un poco amargo—. Hasta ahora no había podido preguntar esto. Sin embargo, no puedo seguir adelante sin saber nada al respecto.

—¿Por qué tiene que saber tanto?

—No parecía que Kanaruzawa quisiera hablar mucho al respecto. Y pues, bueno… tengo como un mal presentimiento. Uno bastante severo.

Kanaruzawa Sekai se había declarado diosa, y hasta la sirviente Chiyo no negó ese hecho. Por lo general, sería algo que se podría olvidar con unas risas, como si de una trama de película de terror se tratara. Ella no tenía ni un solo creyente, no era reconocida por el mundo que la rodeaba, ni tampoco mostraba siquiera un poder que hiciera a su figura de damisela parecerse a la de una diosa.

No obstante, Yuuki creía. Lo sentía en su piel. Kanaruzawa Sekai ocultaba algo pesado y amargo. Ese “algo” era una razón para que la existencia de la diosa estuviera completamente oculta. Incluso después de mil años. En todo el mundo.

Justamente qué cantidad de poder se necesita para mantener esto en marcha dentro de la sociedad moderna de hoy día. Eso era algo que Yuuki no podía imaginar. Ese “algo” que tenía la habilidad de lograr tal hazaña, que incluso puso a temblar a Kirishima Haruko; ella, sin lugar a duda, lo había llamado «la organización Tsukumo».

Se sintió incómodo. El sentimiento de déjà vu que había estado teniendo, él creía que estaba relacionado de alguna manera con esto.

—Si le da mala espina, —la sonrisa habitual de Chiyo no se desmoronó. Mientras servía otra taza de té, ella levemente dijo—: ¿no será entonces algo que no debería tocar? Una persona sabia no se acercaría al peligro, según dicen.

—En otras palabras, admites que hay algo malo.

—Es una diosa, después de todo. No es algo con lo que se pueda tratar por medios ordinarios.

Una afirmación gentil. Era como una de esas advertencias: aún estás a tiempo de dar un paso atrás.

(Carajo. Eso ya lo sé…). Yuuki se adelantó sin pensarlo dos veces.

—Por favor dímelo, Chiyo-san. Todo. Creo que al menos tengo las cualificaciones para ello.

—Fumu. —Chiyo se quedó callada, sosteniendo la taza de té como si fuera a cubrirla con ambas manos.

Ella pensaba que eventualmente llegaría a esto. No dubitativa en hacerlo, sino que encontraba en medio de un cuidadoso escrutinio. Si Yuuki era lo suficientemente hombre para decírselo, eso es.

—… ¿Qué pasó? —En ese momento, Sekai regresó al salón. Llevaba una expresión de extrañez—. ¿Tuvieron una pelea? Eso no está bien, ¿saben? Sean buenos el uno con el uno, llévense bien —dijo con el ceño fruncido unas palabras que bien pudo haber dicho una maestra.

—Oh, no es nada. —Yuuki agito la mano—. No estábamos peleando. Todo está bien.

—¿De veras? Si es así, entonces supongo que está bien.

—Sí. Sólo hacíamos una pequeña apuesta.

—¿Apuesta? ¿Qué tipo de apuesta hicieron?

—Sobre si fue un número uno o un número dos —dijo con una sonrisa.

—A propósito —añadió Chiyo—, yo aposté al número dos.

—¡S-son unos…! —La cara de Sekai se tornó en un rojo brillante—. ¿¡Qué se supone que hacen mientras no estoy!? Y no fue un uno ni dos, ¡sólo estaba tomando un descanso para fumar! ¡Para empezar, esas son acusaciones infundadas!

—Ah ¿sí?

—Desafortunadamente, no me lo creo.

—¡Es verdad! ¡Lo juro por dios! La prueba de ello está aquí, ¡vean! ¡Mi ropa debería de oler a humo! ¡Venga, huelan!

Gesticulando con las manos y el cuerpo, Sekai trató desesperadamente de dar pruebas.

Yuuki y Chiyo terminaron viéndola mientras sonreían.

«Yuuki-sama». En medio de eso, Chiyo le susurró en secreto al oído. «Hoy, después de la medianoche. Venga aquí de nuevo, por favor».

«¿…?»

«Hay algo que me gustaría que usted vea. Venga solo, por favor».

 

 

Yuuki hizo lo que se le dijo.

Pasada la medianoche. Frente a la entrada de la mansión Kanaruzawa. En la oscuridad donde la nieve parecía danzar, Chiyo se inclinó notoriamente ante él en son de saludo.

—Bienvenido, Yuuki-sama. Me siento apenada de haberlo invitado tan tarde en la noche.

—No te preocupes —dijo, temblando debajo del abrigo—. ¿Qué sucede a estas horas? ¿Se trata de algún secreto de Kanaruzawa?

—Primero entre, por favor. —Sin responder a su pregunta, Chiyo le hizo señas a Yuuki para que entrara.

Es mejor seguirla en silencio. Resolviéndose, la siguió.

(¿…?)

Al continuar andando, se percató: estaban siguiendo un curso que él no supo reconocer. No se dirigían hacia la habitación personal de Kanaruzawa Sekai, ni tampoco iban hacia el salón.

Chiyo bajó por el pasillo a la izquierda, y luego bajó por unas escaleras hasta el sótano. En ese lugar —era la primera vez que Yuuki estaba allí—, había habitaciones como en el primer piso, y un camino que continuaba en una dirección. Al final del camino, se erguía una gran puerta que daba una mirada intimidante a los que la visitaran. Una vez que las pesadas puertas se abrieron, se descubrió un espacio vacío de más o menos el tamaño de una cancha de tenis.

—¿Qué es este lugar?

—…

Chiyo-san caminó hacia el centro del espacio. Yuuki la siguió acordemente al centro.

Realmente era un espacio sin nada dentro: sólo aire húmero y unas pocas luces tenues.

—… Um.

—Las cosas que mi señora hace por su trabajo —dijo Chiyo, volviéndose hacia el perplejo Yuuki—. A Yuuki-sama le gustaría saberlo, ¿no es verdad?

—Bueno, por supuesto. Quiero saberlo.

—Se lo explicaré lo mejor que pueda. —Con una expresión fría, explicó—: En este mundo, hay muchas cosas buenas, así como también hay muchas cosas malas. Cualquiera de ambas puede aumentar y crecer, y si no se mantiene a raya, el equilibrio de las cosas podría romperse. El trabajo de mi señora es ajustar este equilibrio; suena bien cuando se explica. En otras palabras, es como una recolectora de basura encargada de la limpieza. Tiene sus ventajas, como también arrastra sus desventajas. Se supone que debe limpiar estas inconveniencias y convertirlas en algo inofensivo… Nadie quiere hacerlo, mas alguien lo debe hacer. De este modo, el mundo puede mantenerse del lado positivo de las cosas. ¿Lo ha entendido?

—… ¿Eso era? Más o menos lo entiendo.

—Bueno, creo que sería más rápido que usted lo confirme con sus propios ojos: sólo haciéndolo sabrá si realmente ha entendido o no —diciendo eso, Chiyo-san dio una reverencia. Una muy pronunciada. Como si se inclinara ante su señora—. Le deseo un viaje seguro. Rezaré por su seguridad.

 

 

Más tarde, recuperó la conciencia. Yuuki estaba acostado en una cama.

—¿¡…!?

Se levantó de un brinco.

No. Ese movimiento fue detenido a mitad de hacerse.

—Sería mejor que no se levante ahora mismo.

Era Chiyo.

Mientras sostenía gentilmente a Yuuki, ella lo hizo recostarse—. Después de todo, usted tuvo contacto con eso. Creo que sería mejor que descansara un poco. Afortunadamente, fue capaz de superarlo con sólo haber perdido la conciencia —dijo, y entonces sonrió. No era su habitual sonrisa serena. Era una cargada de preocupación y cariño.

—…

Sin decir nada, Yuuki se agarró el cabello. El corazón le latía rápidamente. Su respiración era débil. Sudor frío le salía constantemente, y su garganta estaba seca como un desierto en medio del verano.

Aturdido hasta la estupidez.

No había mejor frase para describir la situación actual. Su absurdo estado era como si le hubiesen arrancado el alma.

—Ese es el trabajo de mi señora —informó Chiyo—. Ese infierno, esa pesadilla. Eso, es el trabajo de mi señora.

—…

—Me pregunto cómo se veía en los ojos de Yuuki-sama. La apariencia de mi señora.

—…

Mientras escuchaba vagamente las palabras de Chiyo, Yuuki recordó. Esa habitación, ese espacio. Lo que vio con sus ojos en esa otra dimensión.

Varios tipos de muerte.

Todo tipo de sufrimiento.

El fruto de la desesperación.

Oscuridad total.

No. No es eso, Yuuki meneó la cabeza. No era algo que se pudiera expresar con palabras. Se sentía sacrílego cada vez que intentaba transmitirlo con palabras.

Sólo se entendió una cosa. Kanaruzawa Sekai estaba aceptado todo eso con su propio cuerpo.

—Tal parece que debo cambiar mi opinión sobre usted. —Chiyo dijo algo inusual—. Haber estado expuesto a eso, y luego despertarse tan rápido. Esperaba que hubiera estado inutilizado durante al menos una semana. Un humano ordinario ya habría perdido la cordura.

—…

—Bueno, si usted no fuese mínimamente así en primer lugar, no lo habría guiado a esa habitación… Aun así, usted se encuentra muy bien. Impresionante.

Él nunca pensó que un cumplido así saldría de su boca. Si hubiese sido el Yuuki usual, se habría girado en sorpresa. Sin embargo, ahora no era “usual”.

—… Fuu.

Respiró profundamente. Lo repitió varias veces. Luego repasó la situación, y esperó a que su conciencia se aclarara.

—¿Dónde está ella? —Yuuki finalmente pronunció sus primeras palabras—. ¿Qué está haciendo Kanaruzawa ahora?

—Actualmente, ella se ha encerrado —dijo Chiyo, meneando la cabeza—. Fue vista por Yuuki-sama mientras hacía eso. Sucede también que yo lo llevé a esa habitación bajo mi propio juicio egoísta: mi señora no supo cómo soportar nada de esto.

—… Ya veo. Terminamos haciendo algo malo…

—No. Esto es parte de mi responsabilidad —diciendo eso, Chiyo armó una pequeña sonrisa. Una suave. Era como si ella fuera humana.

—… Chiyo-san. —Encontró por fin las fuerzas para sonreír. Mientras levantaba las puntas de los labios, Yuuki dijo—: ¿No has cambiado un poco últimamente? A veces siento que casi puedo ver tu verdadera cara.

—Aunque así le parezca, a usted lo reconozco. —Sin cambiar la sensación de su sonrisa, continuó—: No hay necesidad de hacer una fachada frente a una persona así. Además, estaba pensando que hay algo importante que me gustaría confiarle en el futuro.

—¿Algo que quieres confiar?

—Sí. —Corrigiendo su postura, Chiyo dijo—: Yuuki-sama. ¿Podría tomar a mi señora, y huir?

 

 

Notas:

1– En realidad, no están diciendo «hurra». Es más bien una onomatopeya que los japos dicen cuando levantan algo pesado. Es parecido al «heave-ho» del inglés. En cualquier caso, creo que en este contexto está bien hacer este leve cambio en la expresión. Están celebrando, después de todo.

2– Si alguien no entendió, ambas expresiones refieren a hacer las necesidades. El número uno refiere a orinar, y el número dos refiere a defecar.


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