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Kusuriya no Hitorigoto – Volumen 05 – Capítulo 09

Capítulo 09 – Danza del Espíritu del Agua Primera Parte

 

“Pecas, ¿ya terminaste?” Chou’u preguntó. Estaba sentado en el tronco de un árbol, pataleando.

 

(Por eso no quería que viniera.)

 

El mocoso es caprichoso. Aunque está bien con traerlo, ella pudo ver que se convertía en una carga. Sin duda la bruja le dijo que trajera al niño para quitarlo de en medio del trabajo de los sirvientes. Qué solitario.

 

Maomao ignoró las quejas de Chou’u y cortó la hierba que crecía en las raíces de un árbol. Sólo quería usar los brotes, pero la clasificación vendrá más tarde.

 

“Oyeee–, Pecas—”

 

“Cállate. Tú eras la que quería venir”, dijo Maomao mientras introducía la hierba medicinal en la bolsa de yute.

 

Chou’u puso sus manos en su regazo y miró a Maomao con disconformidad. “Pero estoy cansado”.

 

La distancia a pie no era muy grande, pero es difícil caminar sobre la hierba y las hojas muertas. Ella entendió que esto sería agotador para Chou’u cuyo cuerpo aún estaba entumecido. No hay nada que pueda hacer al respecto. Aún así, Maomao no Iba a consentirlo.

 

“Entonces espera aquí. Voy a ir más profundo”, dijo ella.

 

“Ehhh—” La boca de Chou’u se abrió. Parecía que quería decirle algo. “¡Me vas a dejar atrás!”

 

“Estás cansado, ¿verdad? Espérame.”

 

Chou’u torció la cara de mala gana y se bajó del tronco del árbol. Como la arpía mencionó, algunas personas son del tipo que se sienten solas. Es bastante común entre los sirvientes y las niñas en el distrito del placer.

 

“¡Ya voy! Ire, así que no me dejen atrás!”

 

Chou’u cojeó tras Maomao. Lo miró con frialdad mientras se adentraba en el bosque.

 

 

 

 

 

 

 

En el bosque crecían varios tipos de árboles. Como hay muchos árboles de hoja ancha, habría muchos frutos en otoño. Los árboles de coníferas eran adecuados para los productos de madera, pero parece que estos se encontraban principalmente en los bosques de la región norte.

 

Maomao comió una frambuesa que encontró en el camino. Estaba bien que Chou’u la copiara, pero su boca se puso roja y pegajosa.

 

“Son agrias”.

 

“Están empezando a crecer”, dijo, sin dejar de recoger frambuesas.

 

“¡Pecas! ¿Puedes comerte esa hongo?” Chou’u dijo. Encontró un pequeño hongo en un árbol muerto.

 

(Qué inusual.)

 

Pensó que ese hongo se encontraría un poco más al norte, pero pensar que incluso crecerían aquí. Maomao recogió el pequeño hongo.

 

“¿Es comestible?” preguntó.

 

“Desafortunadamente, esto no es sabroso. Además, no es venenosa”.

 

En otras palabras, era algo que a Maomao no le interesaba.

Chou’u dejó caer sus hombros por la decepción.

 

Procedió felizmente, habiendo encontrado reishi en el camino, y luego se encontró con un lago. Este bosque solía ser lo suficientemente grande como para rodear el lago, pero se hizo más pequeño y se dispersó debido a los arrozales.

Lo que quedaba del bosque dividido era adyacente a otra aldea. Más bien, podría haberse dividido cuando se construyó la aldea.

 

Como habían plantas que sólo crecían en la orilla, Maomao se dirigió hacia el lago. Podía ver una pequeña isla justo en el centro. Había cuerdas de protección en el límite entre el bosque y el lago. En tiempos pasados, se decía que los lugares de agua eran entradas al otro mundo. La pequeña isla en el lago sería también por esa razón – como un pequeño santuario. Ella escuchó antes que el guardián del lago residía ahí, y que dicho guardián se transformó en una gran serpiente. El dicho de no matar serpientes debe haber venido de ahí.

Y entonces, había una pequeña choza en la orilla del lago que se encargaba de todo eso.

 

Maomao se dirigió a esa pequeña choza.

 

La pequeña cabaña tenía un piso elevado. Parece que el agua del lago sube hasta esta pequeña cabaña cuando llueve con fuerza – era por esa razón. Había marcas en los pilares de la cabaña que indicaban la altura del agua.

 

Chou’u señaló y miró las marcas del nivel del agua con interés. Maomao subió las escaleras y miró dentro de la choza.

 

Un viejo muy peludo salió del interior como si hubiera notado su mirada. “Como no te he visto en un par de años, pensé que te habías convertido en una novia y te habías ido o algo así”.

 

“Qué pena. Soy una solterona”, dijo.

 

“Teniendo en cuenta todo eso, parece que tienes un hijo grande”.

 

Es un viejo de lengua tan aguda, como siempre, pensó Maomao. Parece ser que es un viejo conocido de su padre adoptivo Ruomen; un médico de la capital de hace mucho tiempo. Su habilidad era buena, pero debido a su personalidad excéntrica y a su misantropía, ahora está retirado y vive en un lugar tan remoto.

 

Actualmente se las arregla para sobrevivir mientras recoge hierbas medicinales. Es el administrador del santuario, pero parece que al final no era gran cosa. No hay ningún barco en el lago. Tampoco parece que haya ido al santuario.

 

“Aquí. Si hayas lo que quieres, tómalo y vete”. El anciano dejó las hierbas que ha secado en la pared de la mesa destartalada. Sería más rápido comprar hierbas raras y fuera de temporada a este viejo.

 

Maomao entró en la choza para valorar esas hierbas.

 

El viejo se sentó en una silla y se inclinó hacia delante. Es más de diez años mayor que Ruomen, así que no tenía ni idea de cuándo se desplomaría.

De los tres años que no lo ha visto, parece que ha envejecido aún más.

 

Pero había secado las hierbas con cuidado y la calidad tampoco era mala. Y además, ella pensó que la cantidad que recogió era bastante constante para un viejo tonto senil.

 

“Me siento aliviada de que no estés senil, pero has recogido algunas cosas bastante buenas” dijo ella.

 

“La solterona tiene una lengua muy afilada”.

 

Ante las palabras dirigidas a Maomao, el que se rió fue Chou’u. Ella lo miró con la mirada entrecerrada y puso las hierbas que necesitaba en la bolsa de tela.

 

“¿De qué estás hablando? Hace poco conseguí un ayudante”, continuó el anciano.

 

“Un ayudante ya veo. ¿Un niño del pueblo? Veo que lo estás haciendo bastante bien”.

 

Maomao miró a Chou’u a propósito. “Qué diablos”, gritó el chico.

 

“No, en absoluto. Es un chico que recogí recientemente en la capital. Lo hace bastante bien. Vamos, si difundes rumores…”

 

Cuando él dijo eso, ella escuchó una voz desde el piso superior.

 

“Abuelooo. Tengo lo que pediste. ¿Huh? ¿Invitados?”

 

De alguna manera reconoció esa voz absolutamente alegre.

 

El que apareció balanceando una gran bolsa de tela era un joven que llevaba una tela como parche para los ojos.

 

(Así que por eso reconocí su voz.)

 

Ahí estaba el hombre con la cara llena de cicatrices de viruela que debería haber buscado trabajo en la capital, Kokuyou.

 

 

 

 

 

 

 

“Bueno, y entonces, ya ves, me dijeron que no querían un médico con un rostro tan horrible—”

 

El hombre llamado Kokuyou volvió a hablar con ella con una voz que no parecía sentir ninguna pena por él.

 

Este hombre hablador, cuando se fijó en Maomao, fue a charlar con ella sin parar. El viejo le preguntó “¿Lo conoces?” y Chou’u se sorprendió: “Seguro que conoces a muchos hermanos mayores raros”. (EZ: Curioso no? XD)

 

En pocas palabras, cuando este hombre intentó empezar como médico en la capital, visitó varias clínicas. Y luego le preguntaron la razón de su parche cada vez y el idiota les mostró honestamente sus cicatrices. Los médicos que no sabían nada le dijeron que no volviera nunca más porque iba a contagiarlos la enfermedad y lo echaron. Los médicos con el adecuado conocimiento sabrían que ya no era infeccioso, y aun así, aunque eran médicos, también eran un negocio de servicio. No había una simple razón para emplear a un hombre extraño con un parche en el ojo.

Y en medio de eso, dijo que fue recogido por este anciano que, impulsado por su cuerpo envejecido, vino a entregar las hierbas medicinales pedidas. Se encontraron por casualidad cuando lo estaban echando de una clínica.

 

El viejo puede ser un misántropo, pero también era un doctor con una habilidad comprobada. Desde que tenía su edad en la que era difícil moverse, estuvo deseando un ayudante. Cuando a Kokuyou le pidieron sus conocimientos como médico a modo de prueba, fue más decente de lo que el médico pensó y por eso está aquí. Si se encuentra en un lugar tan remoto, el hombre del parche no haría tanto ruido como en la capital, y parece que se lo explicaron al jefe de la aldea.

 

“Hahaha. El mundo es duro. Está bien si puedo comer por el momento, supongo—”

 

Con Kokuyou en este estado, y el viejo se consiguió un buen ayudante, ambos parecían satisfechos por ahora.

 

(Si es así, ¿hubiera sido mejor que lo llamara a mi casa?)

 

Maomao sintió que había hecho algo un poco despilfarrador, pero era demasiado tarde. Aunque lo trajera de vuelta, la madam lo tendría trabajando duro como su padre adoptivo Ruomen, por lo que sería mejor que Kokuyou estuviera aquí.

 

Kokuyou expuso las hierbas medicinales que acababa de cosechar.

 

“Acabo de recogerlas. Son frescas—”

 

Chou’u miró hacia el lúgubre joven. El estúpido con cara de ardilla se acercó a Kokuyou, con las manos extendidas.

 

“Hermano mayor, bajo este parche, ¿qué te pasó?”

 

“Ah, ¿quieres ver?”

 

Es asqueroso, le advirtió Kokuyou de antemano mientras se quitaba el parche. Chou’u levantó la voz con un grito terriblemente grosero y le dio una bofetada en el hombro.

 

“Hermano mayor, es un desperdicio. Aunque antes parecías estar bien, con esto no puedes trabajar en la industria del servicio”.

 

“Lo sé bien. Aunque no creo que mi sociabilidad sea mala…”

 

Maomao ignoró al dúo despreocupado*y comenzó a valorar las hierbas. Entrecerró los ojos ante una gran hoja que nunca antes había visto. “¿Qué es esto?” (EZ: *son igualitos XD)

 

“Hojas de tabaco”, dijo Kokuyou mientras bromeaba con Chou’u.

 

Tabaco. Las pipas eran usadas habitualmente por la madam y las prostitutas. Sorprendentemente, no se ha extendido a las masas. Maomao ha reparado una tubería rota antes e intentó devolverla a su anterior dueño ya que pensó que era algo muy importante.

 

Las hojas de la pipa son un artículo de lujo en la tienda de comestibles. La tacaña madam fuma porque depende de ella. Las cortesanas o la madam probablemente no pueden seguir sin fumar. Fumar demasiado es perjudicial para el cuerpo– su padre adoptivo Ruomen también lo había dicho.

 

Por lo que Maomao sabía, las hojas son utilizadas a menudo por los visitantes. Como sólo había visto la versión seca y aplastada, no lo sabía.

 

“El cultivo en sí no es tan complicado”.

 

Dijo eso al lado del anciano.

 

“¿Es así?” Maomao estudió las hojas con gran interés. Pensó que si las cultivaba en su jardín, podría conseguir un buen negocio. Sin embargo, ¿le daría solo así las semillas?

Como mucho, podrían dividir las hojas con ella, pero se preguntó qué pasaría si esto hiciera que las cortesanas adquirieran el hábito de fumar si ella se abasteciera de ellas a bajo precio.

 

Ella sólo trató de preguntar.

 

“Entonces, ¿a cuánto se vende esto?”

 

“Esto no está en venta”. El viejo recogió las hojas de tabaco y colgó varias de ellas bajo el techo.

 

(¿Para uso personal?)

 

Pero no parece haber ningún instrumento para fumar en esta casa. Tampoco lo había visto nunca fumar.

 

Respondiendo a la pregunta de Maomao, el anciano levantó un frasco del suelo y lo puso sobre la larga mesa. Cuando quitó la tapa, un característico hedor se extendió.

 

“¡Abuelo, esto apesta!” Chou’u dio un espectáculo de pellizcar su nariz. Se asomó mientras la pellizcaba. “Esto no puede ser bebible, ¿sí?”

 

Había un líquido de color marrón en el interior.

 

“Aunque cometiera un error, no lo bebería. Morirás. Tiene hojas de tabaco”, dijo el viejo.

 

“Ueeeh, ¿por qué estás haciendo algo como esto?” Chou’u dijo, sentado en la caja de madera que estaba en el suelo.

 

“Se usa como repelente de serpientes”.

 

Maomao aplaudió.

Las hojas de tabaco son veneno cuando las ingieres. Y ella sabía que este veneno también es efectivo para los insectos. Era la primera vez que Maomao supo que también podía ser útil contra las serpientes. Los insectos eran otra cosa, pero ella siempre atrapaba serpientes, así que nunca pensó en repelerlas.

 

“No mates a las serpientes, es porque hay esa clase de b***** alrededor. Tendré que tener cuidado porque será difícil cuando se convierta en un gran problema”, escupió el viejo. Kokuyou preparó el té con una sonrisa. Los ojos de Chou’u brillaron cuando vio aparecer  Mantous (bollos al vapor) de los estantes. (EZ: lo que esta en **** no se que es, estaba así en la versión en ingles, después revisare el raw a ver que iba ahí pero no pusieron)

 

“A pesar de que tenían unos diez años o más para preocuparse por el santuario. Para decirme que después de todo este tiempo que el mensajero del dios serpiente apareció.”

 

“Ahahah. Los médicos brujos son lo peor”. Kokuyou también estaba de acuerdo con una alegre voz. ¿Tiene siquiera un rencor personal?

 

En cuanto a Maomao, pensó que era un poco misterioso. Sea como fuere, era la voluntad del jefe anterior de la aldea, pensar que hay aldeanos que odiarían matar serpientes hasta este punto. ¿Era porque originalmente adoraban al dios serpiente aquí?

 

“¿Tenía ese brujo un poder tan persuasivo?” Ella preguntó casualmente, y el viejo resopló.

 

“Hsaha, sobre eso. Parecía que los tipos profundamente religiosos de alguna manera fueron embrujados.”

 

“¿Embrujados?”

 

Zorros a un lado, pensar que serían hechizados por una serpiente.

 

(Ya es bastante malo que los zorros sean los que hechizan a la gente.) (EZ: creencia en japón de cuentos clásicos, no se si es igual en china que es donde ocurre la novela)

 

Cuando Maomao ladeó la cabeza, Kokuyou abrió la ventana de la cabaña. El lago y el santuario estaban a la vista.

El anciano miró hacia afuera y se acarició la barba peluda.

 

“No lo vi de primera mano. Según lo que dicen, ese médico brujo…”

 

Dijo que flotaba en la superficie del agua del lago, bailando sobre ella mientras se dirigían al santuario.

 

“…dijo que era el mensajero del guardián del lago.”

 

Y eso fue lo que le dijo.

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Tuturu
Tuturu
hace 4 años

Gracias por el capitulo.

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