Capítulo 10 – Elección
Un par de días después, la pipa de marfil fue enviada a la casa de Maomao junto con una carta. El remitente era Rihaku.
(Deberías haberlo hecho así desde el principio.)
Así que al final, él vino directamente a encontrarse con Maomao para poder hablar con alguien sobre Pairin. Normalmente, si hablas de redimir a una cortesana, serías persuadido a simplemente “rendirte”. Como Maomao sabía sobre los burdeles, probablemente quería hablar con ella.
(Aun así….)
Maomao entrecerró los ojos y miró la pipa de marfil. Es un buen artículo; su valor debería ser más de una moneda de plata.
(¿Qué quiso decir con “no deseado”?)
Maomao dejó la pipa sobre el escritorio, y volvió a leer la carta.
Viendo lo que estaba escrito en esta, Maomao levantó las cejas.
’ ¿Hay algo entre éstos que pueda ser venenoso?’
Eso decía.
(Debiste haberme preguntado antes.)
¿Por qué pospuso un asunto tan importante? Pensó Maomao.
Sus labios se curvaron en una sonrisa, hasta el punto de la imprudencia. Incluso ella pensó que era ridículo, pero esa era la naturaleza de Maomao, así que no se puede evitar. Ella trazó las audaces palabras con sus dedos, y sus ojos se entrecerraron con deleite.
Esa noche, un visitante apareció en el Palacio de Jade. Hoy, fue un noble caballero con una hermosa barba. Concretamente, era el emperador.
Las sirvientas, en la medida de lo posible, se apresuraron a preparar la habitación sin levantar la cabeza. Encendieron el incienso favorito del emperador y prepararon una cena que reforzaba la vitalidad. Por supuesto, todo esto era para las apariencias. Su objetivo real era jugar con su única hija, la princesa Rinrii.
A la consorte Gyokuyou no le gustaban las cosas llamativas, pero como su lugar de nacimiento era un puesto comercial, su habitación estaba llena de muebles de otros países. Su sofá era el mismo, incluso la forma de su quemador de incienso era un poco diferente a los que Maomao conocía.
La consorte Gyokuyou tenía una personalidad en la que prestaba atención a los lugares ocultos, por lo que se preocupaba por el recubrimiento de la ropa, el incienso y todo eso.
Tal vez para agradecer al emperador por su esfuerzo, se encendió inciensos calmantes. La consorte Gyokuyou, con toda la atención puesta en ese punto, siempre encendía el incienso que ella misma elegía.
Era una pena que a Infa y a las demás no se les permitiera usar los perfumes que ellas mismas compraron. La finalidad era que las cosas que podían dañar el cuerpo se retiraran por si acaso, pero en este caso, parecía que los olores colisionaban con el incienso que se estaba utilizando.
Como la cena se había calentado bastante, hubo una refrescante ensalada de mariscos y algas con vinagre de cítricos, y gachas de avena de ocho tesoros que estaban repletas de jujubes y legumbres. Este noble caballero se orienta a la comida saludable a pesar de su apariencia.
Como de costumbre, Maomao comía el platillo con vinagre servido en un recipiente de plata. Tuvo que comer rápido porque la plata se empaña con la acidez. Ya que permitir que ocurra haría que esto carezca de sentido, tendremos que cambiar los platos por otros normales después de esto, pensó Maomao.
Tomó los mariscos y las algas con un par de palillos y se los puso en la boca. Hablando de algas, recordó el incidente del otro día. En esa ocasión, el hermano menor del funcionario, que fue tomado como autor del crimen, murió en prisión.
Sin saber si se trataba de una simple intoxicación alimentaria o de envenenamiento, ese tipo de incidente.
De repente, algo se conectó en la cabeza de Maomao.
“Ahh.”
Su voz se escapó sin querer.
El emperador y la consorte Gyokuyou, y luego Honnyan, miraron a Maomao.
“¿Q,-qué pasa?”
Dijo Honnyan, con su voz unida al tono de Maomao.
Recordando que se encontraba degustando la comida, Maomao pensó: Ah, mierda.
“No, no pasa nada malo.”
Maomao agitó la cabeza.
“Y… ya veo. Entonces está bien”.
Dijo Honnyan, mientras observaba a Maomao.
La expresión en el rostro del emperador era ilegible. La princesa Rinrii estaba tocando su barba. La consorte Gyokuyou estaba mirando a Maomao con ojos brillantes.
(No hay nada divertido con respecto a ello.)
Divertirse de ello no era bueno. Ya que esto tenía que ver con personas muriendo.
Pensando en ello, Maomao dejó los palillos.
“He oído que sabes quién es el autor del incidente del otro día.”
En la habitación del jefe del palacio interior, Jinshi dijo eso.
Como siempre, el jefe ha abandonado su asiento, por lo que solo estaban Jinshi, Maomao y Gaoshun en la habitacíon. Quizás Jinshi se estaba quedando un rato, había un sofá y un largo escritorio preparado en la sencilla pero espaciosa habitación. En el centro de la mesa había una cesta de frutas.
El incidente del otro día, era el incidente en el que murió el hombre que intentó envenenar al funcionario. Había muerto por la comida que le ofrecieron después de la Fiesta en el Jardín de Primavera. Ella estaba convencida de que aún no se sabía si se trataba de envenenamiento o de una simple intoxicación alimenticia.
“No creo saber tanto”.
Maomao le envió un mensaje a Jinshi, informándole que había algo sobre ese incidente de lo que ella quería hablar. Era sólo eso. Era preocupante que llegara a tal conclusión.
“Sólo sé cómo se eligieron los ingredientes del veneno.”
“¿Estás segura? Sobre ello.”
“Sí.”
(Probablemente.)
Hablar de forma tan ambigua enfadaría a papá, pensó Maomao. Su padre, el ex médico de la corte, odiaba las conclusiones ambiguas.
Por eso, Maomao reunió su confianza y fue a encontrarse con Jinshi de esta forma. Hacer todo lo posible para cambiar el lugar de la reunión también fue porque entendían que la Consorte Gyokuyou escucharía a escondidas si hablaban de ello en el Palacio de Jade.
“Dijiste que no sabías qué ingredientes se repartieron, pero sabes lo que comieron los otros prisioneros”.
“Si es eso creo saber lo suficiente.”
En nombre de Jinshi, Gaoshun empezó a escribir lo que se les proporcionó a los prisioneros en una hoja de papel.
Maomao asintió, ya veo, mientras miraba el papel.
(Pensé que sería posible si era de esta manera.)
Maomao recogió el mensaje en su pecho. Era la carta que recibió ayer de Rihaku. Lo mismo que Gaoshun había escrito era exactamente lo que estaba escrito en esa carta.
Era posible, pero podría ser que Rihaku se dio cuenta de que este incidente también era sospechoso. Aunque era una persona del ejército, era una extraña coincidencia que hubiera olfateado lo mismo, pensó Maomao.
Eso es exactamente por lo que Maomao también lo había percibido.
“¿Quieres decir que hay algo con veneno entre ellos?”
Jinshi se sentó en la silla, examinando la hoja.
Sopa y encurtidos, carne en rodajas y pescado a la parrilla. No parece que hubiera nada inusual.
Maomao levantó el pincel, y dibujó una línea ondulada en varios platos que estaban escritos.
Todos estos eran platos que se prepararon como aperitivos.
“Incorrecto. Más bien, es lo contrario. Todos estos no tienen veneno”.
Maomao dejó el pincel, y repetidamente tocó los platos con la línea ondulada.
“¿Cómo se decide el orden de los platos entregados a los prisioneros?”
“…Normalmente, se entregan desde la parte delantera de la prisión. Eligen lo que les gusta de los platos que se les presentan. Como los prisioneros más cercanos a la entrada tienen delitos menos graves, pueden elegir entre ellos”.
Contestó Gaoshun. Quizás era porque antes estaba en el ejército, qué detallado fue, pensó Maomao.
“Entonces, ¿dónde estaba la celda del hombre muerto?”
“Hasta que no haya sido juzgado oficialmente, se posiciona en la parte delantera.”
En ese momento, los rostros de Jinshi y Gaoshun se tensaron.
“¿Quieres decir que él lo eligió? El platillo envenenado.”
“Sí.”
“¿Cómo lo hizo?”
Ante la pregunta de Jinshi, Maomao volvió a mirar el platillo que acababa de señalar. Los aperitivos no tenían nada inusual, pero tenían algo en común.
“Todos estos son platillos hechos con algas”.
En cuanto a las algas, el hombre muerto no pudo haberse llevado una buena impresión. También las había reconocido como veneno mortal.
¿Necesitaba elegirlo específicamente?
Se prepararon diversas variedades de aperitivos. Todos eran platillos hechos con algas, excepto el que no utilizaba algas.
Después, sólo prepararon los suficientes para el número de prisioneros, y tuvieron que hacérselos pasar al carcelero.
Aparte del nombre de los platillos, en la carta de Rihaku también estaban escritos los ingredientes. Se sorprendió de este método cuando conectó los platos de la carta de Rihaku y el incidente del otro día.
Si era el caso, había otra cosa que ella comprendió.
Y eso fue-.
“El que lo hizo, podría ser alguien que sabía sobre venenos de algas marinas. Esto es sólo una hipótesis”.
Maomao pensó que era extraño. En cómo el hombre pudo saber sobre las algas marinas venenosas.
Maomao lo sabía porque su padre, que se podría decir que estaba fuera de la norma, le había enseñado varias cosas. ¿Alguien también le enseñó sobre ello a este hombre?
Si se podía decir si le interesaba, ella estaba muy interesada.
Si estaba escrito en un documento en alguna parte, ella quería verlo.
Pero era muy sospechoso que lo enseñaran. Actualmente, esta posibilidad es la más alta.
(Bueno entonces.)
Maomao miró a los dos angustiados eunucos.
Aunque estaba interesada, lo que pase después no le preocupaba a Maomao. Más bien, ella reflexionaba sobre el hecho de que hablaba demasiado.
En medio de su preocupación, Maomao había extendido su mano hacia los frutos que tenía ante sus ojos. Eran frutas inusuales de los países del sur, sus manos sólo querían tomarlas.
¿No era realmente inusual el lichi no deshidratado? Justo cuando se estaba por tomar uno a escondidas, sus ojos se encontraron con Jinshi.
Maomao había dejado de moverse, pero su mano extendida avanzó hasta la parte delantera de la cesta.
Jinshi tomó la cesta de frutas, y presentó una rama cargada de lichis ante Maomao.
“Buen trabajo. Tu recompensa.”
Jinshi hizo una sonrisa de primera calidad, poniendo los lichis en la palma de la mano de Maomao.
“Muchas gracias.”
Maomao le agradeció humildemente.
Pensó en secar la mitad para hacer medicina, y comer la otra mitad como aperitivos.
“Yo también tengo expectativas para la próxima vez.”
Mientras decía eso, el hermoso eunuco salió elegantemente de la habitación.
(Realmente no lo soporto huh.)
Maomao le quito la piel con los dedos, y llevó la fruta blanca a su boca. Mientras pensaba, Esto es realmente más sabroso que cuando está seco, se lamió los dedos humedecidos.
(De nuevo, ese lado de él es mejor.)
Ese lado tan infantil que se ve ocasionalmente cuando su expresión se desmorona levemente, es más natural, pensó Maomao.