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Kusuriya no Hitorigoto – Volumen 10 – Capítulo 07

Capítulo 07 – Xiaohong

 

EZ: Habria subido un cap hace 1 día… 2 ya? no estoy seguro pero a causa del mantenimiento no pude subirlos hasta hoy bueno ya con eso dicho disfrutenlo~

 

Maomao observó detenidamente el cabello de la niña. Aunque no se podía aplicar ninguna medicina particular a esos folículos pilosos congestionados, al menos podía limpiar la cara manchada de lágrimas de la niña.

 

‘No hables mal del abuelo’, ¿era eso? Para Maomao, Gyoku’ou no era más que un viejo despreciable, pero seguramente sus parientes pensarían lo contrario. En general, se mostraba amistoso con los habitantes de la capital del oeste, así que tal vez fuera indulgente con sus nietos.

 

“Toma, es leche de cabra con un poco de miel mezclada. ¿Quieres probarla?” El médico charlatán ofreció una taza de té a la niña. La herida de su pierna se había curado, pero de vez en cuando cojeaba como si lo tuviera presente.

 

La leche de cabra está permitida, ¡pero no la miel! Seguramente estaba rebosante de preciosa dulzura. La niña bebió la leche de cabra con deleite.

 

“¿No puedo?”, preguntó él.

 

“No puedes”. Apenas quedaba miel en el tarro, sólo un poco en el fondo y el resto en grumos desmenuzables pegados a los lados. En la provincia de Isei, la apicultura no era un negocio en auge, lo que encarecía la miel.

 

El azúcar también es muy, muy cara. Fabricar sirope de boniato y trigo satisfaría la gran demanda, pero no podían permitírselo de momento. Para ello, necesitarían conseguir combustible e ingredientes en grandes cantidades.

 

Chue se quedó mirando el tarro de miel, así que Maomao no tuvo más remedio que usar una cuchara para raspar los trozos desmenuzados. “Sólo un poco”.

 

“Sí”. La respuesta de Chue hizo dudar de que aquella persona fuera realmente la madre de un niño.

 

“¡Xiaohong!” Una mujer de unos veinte años entró en la habitación y abrazó a la niña.

 

“He traído a la madre”, dijo Rihaku, mirando a la mujer. Se llamaba Xiaohong, así que tal vez su nombre era “Hongniang”. Por cierto, me trajo a la mente a la sirvienta en jefe al servicio de la emperatriz Gyokuyou[1].

 

¿La madre del nieto de Gyoku’ou, o más concretamente, la hija de Gyoku’ou? Maomao evocó en su mente el problemático árbol genealógico. En la casa de los Gyoku había tantos parientes que cada vez resultaba más desorientador.

 

“Muchas gracias por rescatar a mi hija”.

 

“No estoy segura de llamarlo rescate.” Francamente hablando, aunque los adultos lo contuvieran temporalmente, ese mocoso de mierda volvería a meterse con ella en el mismo momento en que se le perdieran de vista. A menos que se le golpeara hasta la médula, ¿quién sabe en qué clase de adulto se convertiría? Aunque, Maomao no estaba en posición de intervenir hasta tales extremos.

 

Hablando de intervenir…Maomao observó cómo Chue lamía las migas de miel con sumo cuidado. Aunque parecía que estaba observando la riña de los niños desde Lejos, Chue actuó inesperadamente antes de que Maomao pudiera hacerlo.

 

“Chue-san, siento haberte interrumpido”, murmuró Maomao, disculpándose por entrometerse. Habría sido más lógico que Chue hubiera continuado y regañado al niño en su lugar. ”Oh, no, no, es mejor que Maomao-san esté al frente, ya sabes”.

 

¿Y qué hace exactamente a escondidas? Maomao estuvo a punto de decirlo en voz alta, pero se contuvo. Así que ver a Chue, frenando su comportamiento de niña con firmeza a cara descubierta y no desde las sombras, era rara.

 

“Una vez más, me gustaría agradecerle su paciencia con mi hija”, dijo la madre, bajando educadamente la cabeza. Parecía poseer rasgos llamativos para empezar, pero aparentaba estar extrañamente fatigada por haber vivido los meses posteriores al desastre. “Hoy vine a hablar de la herencia de mi padre. Le quité los ojos de encima sólo un segundo, y entonces ocurrió todo esto”.

 

“Esto puede sonar presuntuoso, pero ¿es siempre así?” preguntó Maomao.

 

“…No. Siempre he tenido cuidado de que esto no ocurra nunca”. La madre acarició la cabeza de su hija Xiaohong. Su cabello era negro en las puntas y claro en las raíces.

 

“Veo que le has teñido el cabello”. Por la longitud de este, con las raíces claras, era evidente que no se lo había teñido en varios meses. Probablemente no podía hacerlo desde que las langostas redujeron los suministros.

 

“Sí. Mi padre, Gyoku’ou, despreciaba la sangre de los extranjeros. Decía que los extranjeros aterrorizarían algún día la capital del oeste, y que debíamos vigilarles de cerca para evitar que la devoraran.”

 

“Parece que tus opiniones difieren de las de Gyoku’ou-sama”.

 

“Sí, pero, aun así, para mí… para nosotras, las enseñanzas de Padre eran absolutas. Incluso egoístamente interpretábamos que estaba bien maltratar a los de sangre extranjera.”

 

“…¿Actuarías así con la Emperatriz Gyokuyou?”

 

“……” El silencio de la madre indicó su afirmación. No queriendo que su hija oyera, tapó los dos oídos de la niña. A estas alturas, la palabra “karma” ya debería haber calado hondo.

 

Aunque la emperatriz Gyokuyou era más joven, era tía de su madre. La mujer en cuestión parecía sentir remordimientos por sus acciones pasadas, así que Maomao no tenía derecho a mencionar nada más al respecto.

 

“Su hija no parece haber sufrido ninguna herida externa importante. No obstante, por favor, tenga cuidado al lavarle el cabello, ya que los folículos pueden estar dañados”. Esto era todo lo que ella podía decirles. La madre e hija bajaron levemente sus cabezas y dejaron el consultorio médico.

 

Cuando las figuras de ambas hubieron desaparecido por completo de la ventana, Maomao dejó escapar un profundo suspiro.

 

“Gyoku’ou-sama debe de haber dejado una buena herencia”, dijo Chue, recogiendo el té que les había servido.

 

“Llámalo herencia, pero es una hija”. La cultura local colocaba a las mujeres en una posición tenue. Ella tuvo la suerte de que le dieran un sitio en la mesa. Si fuera hija única, sería diferente, pero como tenía otros tres hermanos, ¿hasta dónde podía llegar?

 

Mientras pensaba en cuestiones irrelevantes, Maomao parecía haberse despejado. Aquel peculiar dolor de cabeza, la sensación de mareo en el pecho y las náuseas que le revolvían el estómago habían desaparecido. Deseaba registrarlo con algo más de detalle, pero no tuvo más remedio que transcribir lo que pudo.

 

“Parece que nos estamos olvidando de algo”. dijo Chue mientras pinchaba al médico charlatán, tentándole a comer un poco más de miel.

 

“Ahora que lo mencionas…” Mientras se rascaba la cabeza con el mango del bolígrafo, Maomao también pensó.

 

“Muchacha, todos ustedes acaban de regresar de su día de paseo. ¿Seguros que no quieren informar nada?”, preguntó este con indiferencia.

 

“Ah”. Las voces de Maomao, Chue y, de paso, Rihaku se superpusieron.

 

Se habían olvidado por completo de informar a Jinshi.

[1] A pesar de escribirse como Hongniang, se trata del mismo nombre -紅娘-, siendo Honnyan la aproximación fonética japonesa del nombre chino. Simplemente prefiero usar pinyin para escribir nombres chinos. La sierva principal Honnyan seguirá siendo Honnyan por coherencia con las traducciones antiguas, y esta nueva niña será Hongniang. Sólo hay que tener en cuenta que comparten el mismo nombre.

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