—Puedo matarte y tomar todo el dinero que tienes para heredar para mí. Aun así, ¿estás bien conmigo?
Cuando nos casamos, le lancé esas palabras despreocupadamente. Por un momento, hizo una mueca de sorpresa, antes de sonreír mientras asentía.
—Esta bien. Es solo una cuestión si puedo hacer que te enamores antes de eso, ¿verdad?
Sus desafiantes palabras de alguna manera la distinguieron como una guerrera galante, haciéndome abrir los ojos por un segundo. Y dentro del día, ingresé, “la probabilidad de que pueda matar a mi esposa sin que me descubran”, en mis lentes. Después de ingresar esa simple pregunta, el terminal portátil se ocupó de varios asuntos, los calculó con un valor preciso y generó una probabilidad.
‘La probabilidad de que pueda matar a mi esposa sin que me descubran’.
‘0.061%’.