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El lobo no duerme — Episodio 1, Parte 16

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16

Al día siguiente, Lecan salió temprano por la mañana y volvió tarde por la noche.

Escapó por los pelos. Dejó pasar la oportunidad de esquivar una espina que el monstruo disparó, y terminó con un agujero en el estómago. Pudo sobrevivir gracias a las pócimas de alta calidad que tenía almacenadas, pero habría sucumbido a la herida y muerto de no tenerlas.

Las pócimas mágicas son por sí solas un problema inductor de jaquecas.

El propio Lecan ha hecho pócimas de baja y media calidad, pero no tenía ni idea de cuáles eran las materias primas en este mundo. Necesitaba encontrar un talentoso boticario y aprenderlo en persona. De lo contrario, no puede lanzarse a luchar imprudentemente. Le es imperativo obtener pócimas de alta calidad. Claro, si es que algo así existe aquí.

En cualquier caso, la batalla de hoy fue fructífera. Ha podido comprobar las habilidades del monstruo.

Primero que nada, el ataque de los disparos de espinas: puede lanzar continuamente sus espinas siempre y cuando queden algunas, pero una vez pasada la quincuagésima espina, su poder de ataque y velocidad decaen.

En cuanto al aliento gélido, solo puede exhibir su verdadera potencia en unos setenta pasos hasta un máximo de cien pasos; a cincuenta pasos podría congelar un árbol enorme hasta su núcleo, pero a más de cien pasos la fuerza cae dramáticamente, apenas pudiendo congelar las hojas.

El ataque de rotación es todo un peligro. Es más, cuando está en ese estado su piel se vuelve aún más dura, tornándola completamente invulnerable a los ataques físicos. Sin embargo, la velocidad de rotación es más lenta de lo que pensó originalmente. Una cosa es dentro de un bosque, pero en lugares despejados Lecan puede superarlo en velocidad.

Pensó que era un oponente al que no podría vencer por sí solo debido a la mala compatibilidad, pero puede que ese no sea el caso.

Confrontarle en grupo entorpecería la movilidad, y el ataque de rotación sería fatal. Incluso si trajera un mago que pueda atacar a distancia, este sería congelado por estar dentro de los cien pasos, y sería difícil encontrar un mago que pueda lanzar un ataque a más de cien pasos de distancia. Aun si hubiera alguien así, no había manera de mantener a la bestia alejada de todos modos; cortaría la distancia de cien pasos en un instante, y masacraría a todos.

No obstante, pare Lecan, que es capaz de acelerarse con ráfaga, debería ser posible alejársele mermando su propio maná todo el rato.

Dicho esto, el problema es una ofensiva.

Anteriormente consiguió golpear el cuello del monstruo tres veces, mas no hubo un solo ataque que causara una herida grave.

Asestarle un golpe cerca de la garganta debería ser más efectivo que los costados del cuello.

No obstante, es difícil apuntar a una garganta tan pequeña cuando la cabeza está tan hundida.

Lecan no lograba pensar en una solución. No le quedaba más remedio que buscar una mientras luchaba.

Probablemente sea buena idea ir a por la revancha lo antes posible. Este monstruo será más difícil de derrotar cuanto más tiempo pase.


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