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(Lado de Nina)

 

La chica bestia Nina, junto con su amigo Tamaki, están observando la batalla en el exterior desde el agujero en el muro del Castillo.

 

La batalla entre el Rey Demonio Baal y el dragón había llegado a su clímax.

 

El Rey Demonio Baal había cambiado de su forma de araña a una de gato, corriendo a una gran velocidad, desapareciendo y reapareciendo.

 

Los movimientos del dragón que lo enfrenta de frente, ya no era algo que pudiera ser seguido con los ojos.

 

—Increíble… ¿Qué está pasando…? —dijo Nina mientras abraza a Tamaki.

 

Volk, el cazador de dragones, se alejó de Nina y los demás para cazar a los familiares de Baal. Debería encontrarse en los alrededores del castillo real de Alban, donde se reunieron casi todas las personas, pero no es como si se encontrara junto a Nina y a Tamaki en este momento.

 

Las largas orejas de Tamaki acarician las temblorosas mejillas de Nina.

 

—¡Nyah…! Tama-chan, ¿qué pasa…? (Nina)

 

{Nina… ese dragón… es el del desierto…} (Tamaki)

 

—¿Eh? (Nina)

 

Nina esperó a lo que iba a decir Tamaki con [Telepatía], e inmediato comprendió su significado y cerró la boca.

 

—¿¡E-En serio, Tama-chan!? (Nina)

 

{No hay error… los pensamientos de [Telepatía] que vuelan…, los capté.} (Tamaki)

 

Nina también había sentido una leve sensación de nostalgia por el dragón que surcaba los cielos. Sin embargo, nunca había pensado que fuera el mismo dragón que la había salvado en el desierto de Haranae.

 

No obstante, la extraña sensación que tuvo cuando vio al dragón apoyaba las palabras de Tamaki. Pero, cuando pensaba en ello, no podía evitar estar de acuerdo.

 

Por alguna razón desconocida, un dragón malvado se puso del lado de la humanidad y derrotó al héroe que había estado causando problemas en la tierra del desierto. Y ahora, un dragón malvado apareció en el reino de Ardezia para derrotar a un antiguo rey demonio que estaba tratando de destruir el mundo.

 

—Realmente es Dragón-san… —Nina jadeó y sus ojos una vez más se giraron hacia la feroz batalla entre el dragón y el rey demonio Baal.

 

En medio de la feroz batalla, la tierra temblaba y arena como una tormenta bailaba en el aire.

Ninguno de los lados se movía de una manera que pudiera ser seguida con la vista, pero Nina mientras juntaba sus manos, observaba como se desarrollaba la mortal batalla.

 

—Dragón-san… por favor, haz lo mejor que puedas nya…

 

Finalmente, el dragón cayó al suelo. El rey demonio Baal se giró en el aire y aterrizó hábilmente sobre sus pies.

 

Era obvio a simple vista quien era superior. Mientras el dragón estaba tratando desesperadamente ponerse de pie, el rey demonio Baal no le dio el golpe final, simplemente lo miraba como si se burlara de él.

 

¡Pefu…!

 

Tamaki se escabulló de los brazos de Nina e intentó salir del castillo.

 

—¡Tama-chan…! —Nina se levantó y siguió a Tamaki.

 

{Magia blanca… usare en él.} (Tamaki)

 

[AuciferS: Awwwww, extrañaba a Tamaki >_<]

 

—E-Eso, es muy imprudente nya… sé cómo te sientes, pero…

 

Aparentemente, Tamaki tenía planeado ir al lugar del dragón y usar su magia para hacer que recuperara su fuerza.

 

Es demasiado peligroso.

 

Los familiares araña de Baal todavía están esparcidos por el camino. En primer lugar, no hay forma de que la magia blanca de un simple Conejo Jade fuera suficiente para hacer que un dragón tan grande recuperara su fuerza.

 

—Además, estoy segura de que Dragón-san no desearía que Tama-chan hiciera algo tan peligroso… (Nina)

 

{¡Pero…!} (Tamaki)

 

Fue en ese momento cuando se pudo escuchar un sonido extraño. Ese extraño sonido resonó por toda la capital de Alban.

 

Era parecido a campanadas, como trompetas. Era un sonido que sonaba extrañamente familiar, pero era decididamente diferente a cualquier cosa que se hubiera escuchado antes.

 

Junto con el sonido, una luz negra se comenzó a filtrar desde el cuerpo del dragón.  La luz se mezcló en el aire y se disolvió en pequeños remolinos.

 

—¿Qué podría ser esa luz…?

 

En el momento en que Nina murmuro eso, el dragón, que se levantó repentinamente, golpeó a Baal con movimientos más agiles a cualquiera que había hecho, y cuando Baal estaba en el aire, lo atacó con un ataque mágico.

 

Era claramente diferente a su estado a punto de morir de antes. Aunque solamente fue capaz de seguirlo en el momento en que saltó, obviamente la balanza se inclinaba a la superioridad del dragón.

 

—¡Genial, Dragón-san ha regresado…! (Nina)

 

{Es… diferente.}

 

Soltó Tamaki.

 

—Eh…

 

{Tengo un mal presentimiento sobre esto… Definitivamente no es el mismo…} (Tamaki)

 

—¿Q-Quieres decir que no es el mismo… Dragón-san nya? —preguntó Nina, temerosa.

 

Tamaki asintió débilmente, mientras mostraba vacilación.

 

Inmediatamente después, unos enormes escombros que rebotaron del dragón vinieron volando hacia la ciudad de Alban a gran velocidad.

 

—¡Hinya…!

 

Un segundo después de que Nina gritara, los escombros se detuvieron en el aire.

 

Cuando abrió lentamente sus ojos, vio algo parecido a una masa de luz pegada en su lado de los escombros.

 

—¿Eso que es…? (Nina)

 

—Esto es el [Libro de las Arenas Fantasmales] de la dama. Para reducir el daño… he esparcido partículas mágicas invisibles por la zona, las cuales crean una fuerza de arrastre cuanto más fuerte es el impacto.

 

Antes de que se dieran cuenta, una mujer estaba de pie en el borde del agujero en la pared.

Tenía pelo largo y negro y sus ojos estaban rasgados. Iba vestida con un traje tradicional de una tierra desconocida.

 

{Nina… ¡Es un monstruo!} (Tamaki)

 

Tamaki saltó delante de Nina y levantó sus orejas.

 

—¿Son un hombre bestia y… solo un monstruo de bajo rango? No se preocupen, no tengo la intención de dañarlos. Será más seguro para ustedes si se quedan atrás. (Umukahime)

 

—¿Q-Quién eres­­…? (Nina)

 

—Yo soy una aliada de ese dragón…, pero las cosas han cambiado un poco. —La mujer se gira a ver al dragón y resopla—. Pensaba que él podría derrotar a Dios, pero terminó utilizando una habilidad innecesaria. (Umukahime)

 

{¿Qué quieres decir con…?}

 

Preguntó Tamaki.

 

—¿No reconoces ese sonido? Ese es el sonido al que temen los seguidores del Dios Santo… el sonido que anuncia el fin del mundo. Al parecer pensó que siempre que pudiera derrotar a ese gato monstruo, no importa lo que le pase al mundo. Si este mundo es destruido, ya no importara Dios. (Umukahime)

 

La mujer respondió.

 

Nina había escucho sobre eso durante su vida en el Reino de Ardezia. No obstante, eso solamente era una interpretación de un pasaje de las escrituras. Al menos, era difícil creer que eso estaba a punto de suceder delante de ella.

 

—Va a seguir destruyendo todo mientras va perdiendo su mente hasta que se quede sin fuerzas. La única bendición es que se encuentra a punto de morir. Sin embargo, como muchas de las escrituras son reinterpretaciones de las profecías de Laplace, quien puede ver el pasado y el futuro…, entonces, quizás esta predeterminado a que el mundo termine aquí. (Umukahime)

 

La mujer suspiró cansada.

 

—¿No me digas que vas a matar a Dragón-san nya…? (Nina)

 

—Ojalá fuera tan fácil. Mira. (Umukahime)

 

La mujer señaló el exterior con su mano. Cuando Nina siguió su dedo, la pelea entre el dragón y el rey demonio Baal acababa de terminar.

 

Frente al gato gigante, que se encontraba cubierto de sus fluidos corporales y desplomado en el suelo, el dragón estaba de pie como un espíritu maligno.

 

Como siempre, el extraño sonido resonó por toda la zona.

 

“¡Oooooooooooooooooooooh!”

 

Después vino el aterrador rugido del dragón.

 

La tierra tembló.

 

{El mundo… será destruido, el jefe lo hará…}

 

Tamaki dijo débilmente.

 

Nina, que había escuchado el aterrador rugido de antes, comprendió que aparentemente iba en serio.

 

—Hey, Umukahime… ¿¡Qué es eso!? ¿¡Qué le está pasando a Irushia!? (Volk)

 

Repentinamente se escuchó una voz enojada.

 

Lo primero que vio Nina fue que el espadachín de pelo plateado, Volk, estaba de pie en este lugar. Estaba mirando a la mujer de pelo negro… Umukahime, con una cara irritada.

 

A su lado, también se encontraba un monstruo que en la parte inferior de su cuerpo tenía el cuerpo de una araña mientras que la parte superior era la de un ser humano.

 

—¿Cazador de dragones? Al parecer te has reunido con Atranart, con quien te habías separado. El monstruo más fuerte… Baal, ha sido derrotado por Irushia. Pero, al parecer tuvimos que pagar un precio por eso. (Umukahime)

 

—¿Qué dijiste…? (Volk)

 

—Perdió el control de sí mismo debido a una habilidad. A este ritmo, destruirá el mundo tal como predijo Laplace. La dama y tú… y Atranart que está ahí, no nos queda otra opción más que asesinar al moribundo. (Umukahime)

 

—¿Crees que voy a creer tal cosa, Umukahime? —Volk apuntó con su espada a Umukahime.

 

—En ese caso, sería como suicidarse junto con el mundo. Dios y Laplace son seres diferentes… y es dudoso hasta qué punto pudo prever esto. Si es así, incluso si no es derrotado… este final puede servir como una buena venganza. ¿Se puede decir, que, de cierta forma se cumplió el propósito de Mia-sama? —dijo Umukahime mientras se encogía de hombros.

 

—¡Tú…! (Volk)

 

—Míralo tú mismo, cazador de dragones. —Umukahime, vuelve a girar su mirada hacia el dragón.

 

Nina y Volk comprendieron y también giraron su mirada.

 

“¡Oooooooooooooooh!”

 

El dragón sostenía su cabeza mientras gritaba. Sin embargo, todo su cuerpo no dejaba de temblar y parecía que en cualquier momento comenzara a alborotarse.

 

—Pronto perderá su ego y se volverá loco. ¿Viste la manera en la que peleó? En estos momentos tiene la fuerza más que suficiente para enfrentarse a todo lo que hay en el mundo, incluso si solamente le queda un 1% de su fuerza. Cuando su ego se desvanezca por completo, será el fin del mundo. No tenemos otra opción más que asesinarlo mientras todavía podamos retenerlo un poco. (Umukahime)

 

—¡Como puedes esperar que me trague seméjate tontería después de haber llegado tan lejos…! —Volk respondió con una mirada mortal.

 

—Piénsalo bien, cazador de dragones. Si lo derrotamos en este momento, no será por mi… sino por todos los habitantes de este mundo, la batalla por las habilidades sagradas de esta generación…, será la manera más segura de acabar con ellas. Es una locura desafiar a Dios, después de todo, cualquier cosa podría suceder. El nuevo recipiente de Dios morirá y los peones de Dios se reiniciarán. Por lo que, durante muchos años, podremos seguir viviendo, incluso si es bajo su dominio. No es una idea tan mala. (Umukahime)

 

Volk clavó su espada en el suelo, se sentó y cerró los ojos.

 

—¿En qué estás pensando? (Umukahime)

 

—Irushia es mi amigo en el que tengo una gran confianza. Prefiero perecer junto con el mundo que matarlo. (Volk)

 

—Tonto. No es como si esto fuera algo que yo quisiera. Comprende que yo también me he tragado mis deseos y estoy ofreciendo la mejor solución. (Umukahime)

 

Una atmosfera peligrosa se extendió entre los dos.

 

Nina apenas podía entender lo que estaba diciendo. Simplemente captó y comprendió la difícil situación actual. Y, aparentemente, ese dragón realmente era el dragón que había conocido, y la razón por la que Tamaki estaba tan preocupado era porque su mente se encontraba confundida y estaba a punto de enloquecer por alguna razón.

 

—D-Disculpen… tengo una sugerencia… (Nina)

 

—Pequeña chica bestia, ¿no comprendes que esta no es la clase de situación en la que puedes hablar? (Umukahime)

 

—Dragón-san… podría ser alguien que yo conozco. Entonces, bueno… ahora mismo, Dragón-san es incapaz de controlarse a sí mismo, ¿verdad? Entonces, si lo llamamos, ¿no recuperaría de alguna manera la cordura nya…? (Nina)

 

—Eso no es nada más que una ilusión. El mundo está en juego. —contestó Umukahime, pero, repentinamente se llevó la mano a la barbilla—. Sin embargo… Laplace se equivoca algunas veces. Eso es algo que Mia-sama también ha mencionado. Si crees que proviene de fuertes emociones, o…

 

—¿¡Podría ser posible nya!? (Nina)

 

—No… bueno, es una batalla más difícil que originalmente seria. No, pero… (Umukahime)

 

En ese momento, Volk se levantó energéticamente y preparó su espada.

 

—¡Muy bien, entonces le echare una mano! Hey, mujer bestia… ¡Atranart, Umukahime y yo te llevaremos hasta Irushia mientras lo detenemos! ¡Si dices que lo conoces, entonces échanos una mano! (Volk)

 

—¿¡Y-Yo también!? N-No…, ¡lo hare nya! (Nina)

 

—¡Bien dicho! ¿¡Cuál es tu nombre!? (Volk)

 

—¡Nina nya!

 

“¡Pefuu!” (Tamaki)

 

Siguiendo a Nina, Tamaki levantó sus dos orejas como si estuviera diciendo que también ira.

 

—¡Muy bien, Nina y Pefu! ¡No hay tiempo que perder, vamos! —Volk sale corriendo del castillo.

 

—No, um, su nombre no es pefu… (Nina)

 

En ese momento, los cuerpos de Nina y Tamaki fueron levantados y colocados en la espalda de la monstruo araña… Atranart.

 

Atranart los levantó con sus hilos.

 

—No hay tiempo. Vamos. —Atranart le habló de manera concisa.

 

—¡S-sí nya!

 

 

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Rachidor: No importa que tan profunda pueda ser la oscuridad en la que caigas, siempre que exista una persona que este dispuesta a estirar tu mano para tirar de ti, es mas que suficiente para volver a levantarte.

Trad. ~Rachidor

Ed. ~Aucifer Sakuya

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