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Cerda Villana — Capítulo 41

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La dura temporada ha llegado

 

La temporada infernal para los gorditos; el verano ha llegado.

—Ugh…, qué calor… Hace tanto calor que no quiero hacer nada.

Aunque no me he puesto a hacer ejercicio, estoy sudando a mares dentro de mi habitación. (TI: ¡Hora de inventar el aire acondicionado!) (NT: ¡Yey!)

Mi vestido de verano estaba empapado.

«Si las cosas continúan así, acabaré perdiendo peso debido al calor, ¿o no? Pero la realidad no es esa, ¿verdad?».

Aunque pierdo un poco de peso por el sudor, beber agua me hace regresar a como era antes.

Hace demasiado calor para hacer ejercicio, pero también hace demasiado calor para no hacer nada.

No hay aire acondicionado ni ventiladores en este mundo.

Lo que me salva es el hecho de que el condado Hakusu está a medio camino de la montaña, así que es comparativamente más fresco.

«Bueno, normalmente hace demasiado calor para mí, de todos modos».

Según las cartas de Ricardo, la capital real situada en una cuenca es incluso peor.

Si yo fuese a ir allá, sin duda interferiría con mi vida diaria. Me encanta el campo, ¡el campo es lo mejor!

Recientemente, he estado tomando lecciones de Ryuze sobre cómo usar el libro de cuentas.

No sé lo que esté pensando, pero parece que intenta hacerme asistente para la gestión del territorio.

Mientras miraba los libros ayer con Ryuze, descubrí algo.

Había algo extraño en la sección relativa a la división encargada de distribuir la loción facial.

Recientemente, a fin de producir y hacer circular la gran cantidad necesaria para satisfacer la demanda, la producción y distribución se han llevado a cabo en lugares separados.

Sea como fuere, Ryuze y yo no podemos visitar personalmente cada lugar a menudo, así que regularmente revisamos el libro de cuentas de esta manera.

—Hay varios lugares donde los números no cuadran. Alguien podría estar distribuyendo ilegalmente el producto, o malversando dinero.

—En ese caso, debemos reunir rápidamente las pruebas y encontrar al culpable.

—Concuerdo. Deberíamos apurarnos a la escena. Britney, ¿ya puedes montar a caballo?

—Sí, puedo cabalgar a toda velocidad y saltar grandes obstáculos, pero todavía estoy algo nerviosa… Estaré bien si es solo dirigir el caballo con normalidad.

—Muy bien. Como está un poco lejos, normalmente tomaríamos un carruaje, pero quiero apurarme.

—Entendido.

Sin embargo, salir durante el verano es arduo.

Parece que será un viaje muy duro para mí.

 

◇ ◇ ◇

 

—¿Estás bien, Britney?

—¡Ji…, ju…!¹ ¡E-estoy bien…!

Nos subimos a los caballos y dejamos la finca temprano en la mañana, pero el calor me agotó rápidamente.

El sol aún no ha salido, y Ryuze, sus subordinados y nuestros guardias tienen caras relajadas.

Nuestro destino es el departamento de distribución encargado de vender la loción que he desarrollado.

El lugar estaba a unas tres horas de ida desde nuestra finca.

Deberíamos llegar al mediodía; mejor dicho, si no lo hacemos, seguramente me derretiré.

Viendo cómo me encontraba, Ryuze ladeó la cabeza, se acercó con su caballo y me dio una toalla. Qué caballero.

—Onii-sama, esa hermosa toalla se empapará de sudor al momento. ¿Estás seguro?

—No hay problema; tengo otra. Dejaré que tengas esta.

—¡Muchas… gracias…!

Me sentí genuinamente agradecida con mi primo; tal parece que mi mente estaba siendo muy afectada por el calor.

Escurrir la toalla, limpiarme la cara, volverla a escurrir; repetir todo eso varias veces distorsionará gradualmente el color de la toalla… Mejor dejo de pensar tanto al respecto.

Pudimos llegar a nuestro destino sin problemas antes del mediodía.

«Estoy exhausta de tanto cabalgar…».

Las únicas mujeres que montan a caballero en este mundo son las que necesitan transporte por el campo.

Por cierto, como las mujeres llevan vestidos con falda, suelen cabalgar de lado.

Mi tutor de equitación me enseño los estilos de montar de frente y de lado, pero como hoy ando usando ropa de calle, estoy montando de lado.

Acto seguido, un joven del centro de distribución salió y nos guio a una habitación de invitados en el interior.

Como hospitalidad, sirvieron té y… una gran cantidad de dulces.

«Pero si solo vinimos a investigar el asunto de los libros de cuentas».

Delante de mí especialmente había una montaña de dulces apilados.

«Vaya, vaya. Sé que estoy regordeta, pero ¿no creen que esto ya es exagerar?».

 

 

Notas:

1– No me pregunten. La TI presentó esos jadeos así, y yo como vago me dio flojera pensar otra manera de presentarlo.


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