Bueno… Aquí tienen otro libro que se me ocurrió trabajar. Esta vez, es la conocida serie «Boogiepop nunca ríe».
Estoy al tanto de que hay otras traducciones rondando por ahí, pero me parecieron que no estaban del todo buenas (y realmente me entraron ganas de traducir la historia), así que terminé haciendo esto.
Aparte de los capítulos, también tienen disponible el Epub de este tomo en el índice. De ahora en adelante, subiré al menos un formato descargable junto a su respectivo volumen cuando toquen novelas de caps largos. Esto es porque recientemente descubrí que el código de la página está funcionando raro. Las entradas con capítulos largos están infestadas de publicidad, y eso me sabe bastante feo. No quiero que se coman todo eso; ergo, las versiones descargables.
En fin, espero disfruten de la lectura. A mí realmente me gustó el libro :p
Al abrir el panel shoji¹, el muchacho entró al tatami² de la oscura sala de té.
—…
En silencio, miró detenidamente al centro de la habitación.
Cojines y mesas bajas se hallaban diseminadas por doquier.
Solo una pequeña porción de luz lograba perforar el panel decorativo sobre la puerta y entrar en la habitación, dificultando así ver algo con claridad. Pero él pudo apreciar la escena con bastante facilidad. En el centro de la habitación había una chica. Con solo una mirada supo que ella estaba muerta.
Estaba boca abajo, con gruesos calcetines de algodón blanco sobre unas piernas delgadas elevadas en el aire como los brazos de una animadora en un espectáculo de porristas. Sus hombros pusilánimes sobre el suelo, la cabeza se le giró de forma que miraba en la misma dirección que su cuerpo. No se veía sangre en ninguna parte.
Su largo pelo negro daba la impresión de fluir por el tatami, y sus vacíos ojos parecían mirar fijamente al muchacho.
—…
El muchacho dio un lento paso atrás.
Conforme lo daba, algo cálido bajó deslizándose desde arriba, apenas rozándole la punta de la nariz.
Sobresaltado, dirigió la mirada hacia el techo.
Y se congeló.
—Me viste —dijo el asesino, colgando del techo. Tenía la forma de una chica, pero era una criatura de género indeterminado—. Ahora que me has visto, no puedo dejarte vivir. —Su voz estaba entre la risa y el canto.
De un momento para el otro, el muchacho sintió como su cuerpo caía hacia un lado, al tiempo que la criatura se le abalanzó.
—¡Ga…!
Por alguna razón, el muchacho se sintió extrañamente feliz.
◇ ◇ ◇
Los verdaderos eventos probablemente forman una historia muy sencilla.
Desde lejos, parecen ser bastante confusos; sin hilos claros que los conecten de ningún modo, pero lo cierto es que se trata, sin lugar a duda, de un relato mucho más directo y corriente.
Sucede que ninguno de nosotros —desde nuestros puntos de vista personales— fue capaz de ver todo el panorama. Todos los que de alguna manera fueron participes en esta historia no pudieron ver más allá de su propio y único papel.
Mi nombre es Kei Niitoki.
Estoy en mi segundo año en la academia Shinyo, aunque soy tan pequeña que a menudo me confunden con una estudiante de secundaria, o aún peor, con una de primaria. A pesar de ello soy la presidenta del comité disciplinario estudiantil.
«Kei es como una hermana mayor. Puede parecer pequeña, pero algo tiene que inspira confianza» es lo que me dicen a menudo mis amigos con ánimo, medio en broma.
Yo no me considero una persona seria, pero todos a mi alrededor parecen creer que lo soy.
Siempre me piden algún tipo de consejo o ayuda, y tengo un gran defecto que me impide negarme.
«¿Podrías, Kei?».
«¡Por favor, Niitoki!».
Alguien me dice estas palabras y no puedo quedarme tranquila.
Aunque esto no tiene nada que ver con que yo esté en el comité disciplinario.
Nuestra escuela es un lugar medianamente promedio, pero como muchas otras escuelas secundarias considera que la orientación es el trabajo del maestro, y el comité disciplinario solo está de adorno. Para ser honesta, es lamentable. Hubo varias estudiantes que se han escapado de casa o han desaparecido este año, pero ninguno de los maestros se preocupa lo suficiente como para hacer un esfuerzo por encontrarles, y todo lo que hace el director es quejarse de que son un dolor de cabeza y de lo mal que se reflejan en la escuela. O lo que sea.
Toda lo que hace esta actitud negligente es irritarme. Mi pequeño sentido del bien y el mal es casi inútil.
No es como si fueran realmente a escucharme.
Si algo relevante nos llegara a suceder, no podríamos hacer nada al respecto.
De tal forma, no sabíamos nada.
Pues, verás, todas las personas cercanas a mí —yo misma incluida— no tenían forma de conocer los problemas de cada uno, ni lo que estábamos enfrentando.
Simplemente tuvimos que adivinar a ciegas, y actuar según nuestro instinto.
El hombre que vino del cielo, la mujer hecha en base al diseño de él; los retorcidos y extraños eventos que ellos trajeron debieron haber comenzado más o menos desde aquel momento.
Justo cuando me rompieron el corazón.
Notas:
1– En hogares japoneses, son puertas corredizas que consisten en papel de arroz blanco translúcido estirado sobre un marco de madera.
2– Es una estera de paja tradicional que se usa comúnmente para cubrir los pisos.